Bieco es un proyecto de jóvenes rosarinos que se propone generar un envase sustentable a base de almidón de papa para el consumo de helado. El objetivo de los emprendedores es lograr escalar su proceso de producción de forma económica, para equiparar costos con los envases no sustentables que se utilizan hoy en día en la industria.
"Nosotros somos un equipo que buscamos desarrollar el emprendedurismo en biotecnología, saliendo un poco de que los es puramente la academia. Somos tres biotecnólogas que nos fuimos especializando en distintas áreas como gestión de proyectos, investigación y el cuarto integrante que es estudiante de economía", contó Luisina Morales a Ecos365, licenciada en Biotecnología y doctorando en Ciencias Biológicas.
La iniciativa acaba de ser premiada en el marco de la 12° edición de la competencia Planes de Negocios, organizada por la Municipalidad de Rosario. Originalmente la idea era crear sorbetes ya que, según la emprendedora, hay algunas ciudades donde este tipo de productos plásticos están prohibidos, pero finalmente decidieron diversificarlo a otro nicho como son los envases de helado de medio kilo y un kilo.
"El Consejo Municipal prohibió el uso de envases de plásticos y polipapel descartables en la venta de helados en mostrador, pero no pudo hacer lo mismo con los de telgopor porque no hay otros que puedan reemplazarlos y con la capacidad de abastecer en grandes cantidades a los negocios. Así fue como vimos que había una potencialidad latente en este sector", señaló Morales.
El proceso científico consiste en la creación de bioplásticos, un material de origen biológico y/o biodegradable que en el caso del equipo sería generado a partir de desechos vegetales. Más precisamente, plantean fabricarlo íntegramente a base de almidón de papa.
"Los bioplásticos vienen de distintos orígenes, nosotros nos orientamos a los desechos ricos en almidón, haciendo foco en lo que es la economía circular para reutilizarlos, generando valor y un impacto ambiental positivo. Por ahora queremos avanzar en investigaciones sobre este material y su proceso de producción y la idea a futuro es buscar aliados estratégicos que nos puedan proveer de sus descartes como, por ejemplo, McKain", señaló Morales.
Por ahora, el equipo montó un laboratorio de forma casera que les permitirá terminar las pruebas necesarias para validar el proceso de fabricación del bioplástico. A su vez, en el marco de la competencia, obtuvieron $50 mil de monto estímulo para volcar al proyecto aunque, según Morales, ya se encuentra tramitando un nuevo financiamiento a partir de un programa del Gobierno provincial.
"Luego de la competencia, se acercaron a ofrecernos una convocatoria donde podemos pedir fondos específicos para avanzar en el proceso de investigación. Solicitamos medio millón de pesos y nos contestaron que era un presupuesto razonable así que esperamos poder acceder al mismo para seguir en este camino", señaló la emprendedora.
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