El dilema de los clubes rosarinos: ¿Podrían abrirse a inversores como hizo Estudiantes sin traicionar a los socios?

El acuerdo de Estudiantes con un inversor extranjero que inyectará 150 millones de dólares en el club platense, abre el debate en Rosario: ¿Deben Newell's y Central aceptar capital privado para sobrevivir y crecer sin que los socios pierdan el control?

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Estudiantes de La Plata sorprendió al anunciar un preacuerdo con el empresario estadounidense Foster Gillett, quien inyectará 150 millones de dólares en el club platense. Liderado por Juan Sebastián Verón, este acuerdo no solo pone a Estudiantes en el centro de la discusión sobre las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), sino que abre una pregunta en Rosario: ¿podrían Newell’s Old Boys o Rosario Central beneficiarse de una alianza similar?

Los desafíos financieros en los clubes rosarinos

La realidad de Newell’s y Central es conocida por sus socios e hinchas: la falta de recursos para competir en igualdad de condiciones y retener a los jóvenes talentos. Hoy, los clubes se ven obligados a vender a sus juveniles casi de inmediato para obtener fondos, dejando pasar la oportunidad de consolidar proyectos competitivos. Este fenómeno no solo priva a los equipos de explotar su cantera en torneos nacionales e internacionales, sino que también duele en el corazón de los hinchas, quienes ven partir a sus promesas casi antes de debutar en primera división. El problema se agrava cuando estos jugadores reciben ofertas de clubes más solventes, que no solo les ofrecen mejores contratos, sino estabilidad y proyección en el fútbol profesional.

Además, la presión de cumplir con los contratos de jugadores importantes, cuyos representantes buscan mejorar las condiciones salariales en cada negociación, coloca a las dirigencias en una posición incómoda: o ceden o pierden al jugador. Este contexto limita cualquier planificación a largo plazo y obliga a los clubes a estar siempre en una postura defensiva, priorizando la supervivencia sobre el crecimiento.

¿Un modelo mixto para mantener el control y atraer inversión?

Una solución podría encontrarse en un modelo mixto que permita a Newell’s y Central recibir inversiones de privados sin perder el control de las decisiones clave. En lugar de adoptar completamente la estructura de las SAD, que puede alejar a los socios de la toma de decisiones, los clubes podrían exigir a los inversores que cumplan ciertos requisitos para resguardar la identidad y valores del club. Por ejemplo, se podría plantear que los inversionistas sean respaldados por grupos de socios representativos, actuando como garantes de la seriedad y compromiso de los capitales que llegan.

Esta estructura podría establecer además que los recursos se inviertan en infraestructura, divisiones inferiores y en proyectos de mediano a largo plazo, logrando una reinversión sostenible que permita retener a los talentos juveniles y competir con mayor fortaleza. Es decir, un modelo que financie el crecimiento sin hipotecar la identidad.

Para asegurar que el capital llegue a todos los aspectos del club, un esquema de este tipo podría incluir cláusulas de permanencia a largo plazo y un seguimiento riguroso de los proyectos, protegiendo a Newell’s y Central de promesas incumplidas. Los inversores, así, se comprometerían a quedarse en el club por un período determinado, asegurando que los fondos no se destinen únicamente a planteles momentáneos, sino a desarrollar infraestructura y mejorar las condiciones salariales de los jugadores, ayudando a retener talentos y reducir la dependencia de ventas tempranas.

Inspiración en modelos internacionales: 

En Alemania, el modelo “50+1” permite a los clubes mantener el control de las decisiones, aunque reciban inversión externa. Si bien en Argentina sería difícil implementar algo idéntico, se podría adaptar esta filosofía, exigiendo que los inversores en Rosario tengan un vínculo claro y serio con el deporte o la región. Un esquema de este tipo protegería a Newell’s y Central de quienes busquen simplemente un retorno rápido, obligándolos a mostrar un compromiso real con el crecimiento deportivo e institucional.

Casos como el de Liverpool durante la gestión de Gillett sirven como advertencia. En Rosario, sería clave que los socios y dirigentes implementen auditorías regulares y controles de rendimiento que garanticen que los fondos se utilicen según lo acordado, y que se mantenga un crecimiento transparente y estable. La experiencia también indica que, cuando se permite un seguimiento continuo, se minimizan los riesgos de caer en crisis financieras causadas por gestiones irresponsables o promesas incumplidas.

Hacia un modelo que potencie el futuro del fútbol rosarino

Pensar en alianzas de este tipo podría significar un cambio importante para Newell’s y Central. En una ciudad con una pasión futbolera inmensa, el desafío de profesionalizarse sin sacrificar la esencia del club es complejo, pero viable con un modelo mixto que integre inversión externa con el poder de decisión de los socios. Esto permitiría que la pasión y la historia de los clubes no se vean afectadas, mientras se avanza hacia una estabilidad financiera que permita retener a sus mejores talentos y competir en el máximo nivel sin recurrir constantemente a la venta de juveniles.

En resumen, un esquema que combine capital fresco y control social fuerte podría darle a Newell’s y Central la posibilidad de encarar esta modernización sin perder su identidad. Estudiantes de La Plata, con su acuerdo pionero, puede ser una referencia importante para el fútbol argentino, y en Rosario, esta discusión está más vigente que nunca entre los hinchas que sueñan con ver a sus equipos brillar y, finalmente, tener la oportunidad de construir un futuro sin traicionar su esencia.

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