La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) empezará a implementar la devolución de las percepciones realizadas por compras en moneda extranjera correspondientes a los períodos fiscales hasta el 2023 inclusive. Este plan, que involucra a cerca de 300.000 contribuyentes, está programado para iniciarse en octubre y se llevará a cabo de forma escalonada a lo largo de seis meses.
El reintegro incluye tanto el capital como los intereses devengados desde la percepción original hasta la fecha en que los contribuyentes reciban la devolución. Esta medida permitirá a los afectados recuperar los fondos retenidos bajo el régimen establecido por la Resolución General N° 4815/20, que contempla las percepciones a cuenta del Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales por las compras realizadas en moneda extranjera. Aunque según especialistas, la demora en el pago supuso un enorme ahorro para el Tesoro y un serio perjuicio para los contribuyentes.
Cómo será el proceso
El proceso de devolución se organizará según el orden de ingreso de las solicitudes. Esto significa que los contribuyentes que hayan presentado su solicitud con mayor anticipación tendrán prioridad en la recepción de los fondos.
AFIP ya ha devuelto $50.000 millones en percepciones durante el período de enero a septiembre de este año.
El plan de devolución también abarca a aquellos que realizaron compras en dólares para gastos en el exterior, ahorros en moneda extranjera o pagos de servicios en plataformas internacionales, como se previó en el régimen de la Resolución General N° 4815/20. Este régimen fue originalmente implementado para recaudar fondos a cuenta de impuestos, pero con la promesa de devolución si los montos retenidos superaban las obligaciones tributarias de los contribuyentes.
La decisión de devolver los montos con intereses responde a la necesidad de compensar los efectos de la inflación, que erosionaron significativamente el valor de las percepciones originales.
Este proceso es parte de una estrategia más amplia de la AFIP para normalizar con demora las retenciones en las operaciones con moneda extranjera y ajustarlas a la realidad fiscal de los contribuyentes, en un contexto donde el peso argentino experimentó una fuerte caída en su capacidad adquisitiva tras datos de inflación récord de tres décadas.
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