Este jueves se conoció la valiosa información que aportó a la Justicia un testigo clave del asesinato de Ivana Garcilazo, ocurrido el pasado 30 de septiembre en Montevideo y Ovidio Lagos, al finalizar el clásico entre Rosario Central y Newell's Old Boys. Se trata de un taxista que presenció lo ocurrido, persiguió a las personas que atacaron a Ivana y a su novio, tuvo un cara a cara con uno de ellos; llamó al 911 para pedir ayuda y finalmente, se presentó ante la Fiscalía. Asegura que si el accionar policial hubiese sido rápido, los podrían haber detenido tras el hecho.
Este jueves a la tarde, se conocieron dos mensajes de audio que el taxista le envió a su esposa: el primero, en el que le relata lo que estaba presenciando y uno segundo, en el que le confirma, conmocionado, que a la joven atacada a piedrazos "la mataron".
Luego, en diálogo con Telenoche (El Tres), el taxista relató el minuto a minuto de lo que presenció:
“Yo estaba estacionado en el semáforo de Lagos y Montevideo; por Montevideo, y vi que venía la caravana de hinchas de Central. La chica con el novio venían primeros. Y los tres hombres les pegan a los dos. El chico se cayó y a la chica yo no la vi caerse, porque se ve que fue perdiendo el conocimiento y terminó tumbada a media cuadra”.
En la cronología de hechos de los que fue testigo, el taxista continuó: “Después, el chico se puso a pelear con uno de los hombres, con una linga. Entonces los hombres corren para el lado de Ricchieri. Me pego la vuelta para seguirlos y cuando los encuentro en Ricchieri y Montevideo. Se iban caminando hacia Zeballos, vi bien que eran tres. Cruzaron para 9 de Julio y se separaron”.
“Entonces –continuó el relato el taxista– llamo al 911 y les explico; les digo que yo los venía siguiendo y que los tengo; que si venían y me ayudaban, los podían agarrar. Me dicen que van a mandar un móvil a Montevideo y Lagos. Y les digo que ahí está la chica muerta, que vengan donde estoy yo, porque yo los estoy siguiendo. Y me respondieron: «Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer». Me cortaron. Volví a llamar y no me atendieron”.
“Y los cruzo y lo veo a Damián (se refiere a Damián Reifenstuel, uno de los prófugos). Lo miro a la cara y le digo: «Quedate tranquilo que la mataste». Lo vi desesperado. Después me fui a mi casa, hablé con mi familia. Nadie quería que colabore. Tenían miedo, pero yo me sentía en la obligación. Cuando me llamaron los fiscales, los buscamos con la cámara y les mostré quiénes eran”, cerró el relato.
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