En la Argentina la cultura del vino es de vieja data. Lo que resulta novedoso es el auge de los winebars que, si bien no constituyen una moda, de a poco van ocupando su lugar en la gastronomía local.

Si bien en la década de los noventas los winebars causaron furor en casi todo el mundo, tuvieron un receso de casi quince años para recobrar su potencial y entrar en tendencia de nuevo y más que nunca, en estos últimos tiempos.

 

Las generaciones millenial adquirieron nuevas expectativas, nuevas aficiones y entre ellas re adoptaron la costumbre y el interés por saber cada vez más de vinos, de su procedencia, de sus estilos, del “terroir”, de sus procesos, en fin, de todo lo relacionado a los productos que la vid nos regala.

Estos bares especializados para consumir vino de forma más cercana y variada, cuentan con un diseño y una arquitectura que acompañan la propuesta: un particular estilo que invita a descontracturar y disfrutar de la bebida nacional.

 

En un wine bar uno puede tomar una copa de vino sin necesidad de pedir una botella entera, y la bebida que reconforta el espíritu es la protagonista absoluta.

Algunos de los activos con que cuentan son el asesoramiento especializado y en algunos casos la posibilidad de comprar etiquetas atípicas a precios competitivos.

Un dispenser, cuyo aspecto es similar a una cava para refrigerar los vinos, brinda la posibilidad de disponer de varias etiquetas abiertas, con todas sus características organolépticas intactas por más de 20 días, y además consumirlas a la temperatura correcta.

 

Estas máquinas sofisticadas de acero inoxidable invitan a descubrir muchas copas en una sola noche a partir de diferentes medidas: 35ml, 75ml y 150ml, sólo introduciendo una tarjeta en cada dispenser e indicando si se tratará de una medida de degustación o una más importante.

Las principales ciudades de Argentina ya cuentan con estas opciones de servicio de vinos, entre las cuales se encuentra Rosario.

 

El vino, ícono argentino. Bebida que reúne, reconforta, abriga y enamora. Por ella se nos conoce en el mundo, y en las últimas décadas, sobre todo, por haber crecido en cantidad, calidad y exportación.

 

¡Salud!