Sesenta años después del estreno televisivo de "Los Supersónicos", la serie animada estadounidense creada por William Hanna y Joseph Barbera ambientada en un futuro repleto de robots y tecnología avanzada, muchos de los elementos que en 1960 eran pura ciencia ficción, hoy forman parte de nuestra vida cotidiana. Está bien, es cierto que aún no existen los autos voladores; pero en ese punto en particular, en los últimos años se han producido grandes avances en los drones de transporte de pasajeros, sumando además que muchos vehículos modernos tienen algunas capacidades de conducción autónoma, lo que en algún punto los acerca al universo futurista planteado por el programa.
Los Supersónicos tuvieron muchos aciertos, como las videollamadas, los relojes inteligentes, el trabajo remoto, los hologramas, la telemedicina, las cintas transportadoras para humanos, las cintas de correr para perros y los lectores electrónicos. Pero donde más anticiparon el futuro fue en la forma en que imaginaron la tecnología aplicada a lo que hoy llamaríamos una “smart home”, o casa inteligente, con aspiradoras robotizadas, televisores de pantalla plana, termostatos que saben cuándo subir o bajar la temperatura, y luces y cerraduras que pueden controlarse vía comandos de voz o presionando botones en nuestro celular, tal como lo haría Súper Sónico.
La automatización del hogar no solo es una comodidad adicional que se puede conseguir sin una inversión económica significativa, sino que también puede aumentar la eficiencia energética, contribuyendo así a disminuir los gastos. Por ejemplo, los enchufes inteligentes pueden ayudar a reducir nuestra factura eléctrica al eliminar el llamado “consumo fantasma”. Este término se refiere al consumo de energía eléctrica que ocurre cuando los dispositivos electrónicos y eléctricos continúan utilizando pequeñas cantidades de energía, incluso cuando están en modo de espera (standby) o apagados, pero aún están conectados a la red eléctrica. Esto significa que estos dispositivos consumen energía incluso cuando no los estamos utilizando, lo que se traduce en un aumento en los costos.
Los termostatos y los sistemas de luces inteligentes también pueden generar ahorros considerables al programarse para encenderse en horarios o a temperaturas específicas, o ser controlados a distancia. Además, muchos de estos dispositivos proporcionan información detallada sobre el consumo eléctrico, permitiendo identificar las áreas del hogar que generan mayor demanda y ajustar el uso en consecuencia.
Además del ahorro energético y la comodidad de controlar la iluminación, climatización o sistemas de audio y video mediante el celular o comandos de voz, los sistemas de seguridad inteligentes, que incluyen alarmas con múltiples sensores y cámaras IP que pueden ser supervisadas de forma remota, ofrecen mayor tranquilidad a los propietarios incluso cuando están fuera de casa. Estos sistemas permiten recibir notificaciones en tiempo real sobre cualquier actividad sospechosa, lo que brinda una sensación de control y seguridad adicional. O al menos, eso es lo que todo este despliegue tecnológico nos hace creer.
“Tengo una mirada un poco escéptica respecto del fanatismo de las personas por el uso de tecnología para la automatización del hogar”, dice a Rosario3 David Perez, consultor de ciberseguridad. “Muchas compañías, cuando fabrican estos productos, tienden a poner énfasis en lo disruptivo y en que sea fácil de instalar y usar por usuarios que generalmente no tienen experiencia en este tipo de cuestiones, y muchas veces se descuida el aspecto de seguridad”, destaca el especialista. Cámaras y luces IP, Smart TVs, cerraduras electrónicas, lavarropas inteligentes y una amplia variedad de dispositivos IoT (Internet de las Cosas, por sus siglas en inglés) que pueden recopilar y transmitir datos de manera autónoma, plantean una serie de riesgos de seguridad y privacidad que normalmente no suelen ser considerados por los consumidores.
“Existen varias vulnerabilidades asociadas a productos que hoy están en el mercado”, cuenta Perez. Como ejemplo cita un descubrimiento reciente, donde unos fallos de seguridad en determinados modelos de cámaras IP de los fabricantes Hikvision y Dahua pueden permitir a un actor malicioso “tomar control de la administración de las cámaras, monitorearlas remotamente, grabar imágenes y sonido y acceder al material almacenado”. En resumen, un escenario alarmante para dispositivos instalados con el propósito de reforzar la vigilancia.
“Todo dispositivo que esté conectado a Internet, básicamente está expuesto a través de una de una IP pública, y todo dispositivo que está expuesto a una IP pública es susceptible de ser atacado”, explica el experto en defensa digital. “Esto es algo que ha pasado con la marca TP-Link, muy conocida por sus routers y switches. Presentó una vulnerabilidad de día cero (una falla de seguridad desconocida por el fabricante, lo que significa que no hay parches disponibles) en una de sus lámparas inteligentes que permitía a los atacantes obtener la contraseña de la red Wi-Fi emulando ser la bombilla de luz. Esto es muy grave, porque cualquier persona que tenga acceso a nuestra red Wi-Fi puede tener acceso a la mayoría de los dispositivos del hogar. Es como abrirle la puerta a un ladrón”, detalla.
Por increíble que parezca, un simple Smart TV también puede convertirse en un riesgo para nuestra seguridad online. “Un gran porcentaje de estos televisores están basados en Android, y existe malware para los Smarts TV que pueden dar acceso a nuestras cuentas de Google y a las credenciales de plataformas como Netflix o Disney+”, ilustra Perez.
Los ciberdelincuentes pueden volverse muy creativos al momento de intentar obtener el máximo beneficio económico de sus ataques, incluso si eso significa explotar electrodomésticos que, a simple vista, pueden parecer inofensivos. “Tenemos el caso de Lemmon Duck, una botnet (red de equipos infectados bajo el control de un atacante) que se conecta a dispositivos IoT como una heladera, un microondas o un lavarropas, y empieza a minar la criptomoneda Monero, entregando las ganancias a los atacantes. No te roba nada, no te borra nada, no te encripta nada, pero utiliza el poder de cómputo de esos dispositivos para minar criptos”, describe el profesional de ciberseguridad.
Afortunadamente, protegerse de los ataques a dispositivos IoT no es tan complicado. “Si usamos una lamparita, no pasa nada. Pero si vamos a tener un hogar full automatizado, lo ideal es que todos esos equipos estén conectados a una red separada de nuestra Wi-Fi principal. Así, si alguien logra acceder a nuestra cámara IP porque el técnico que la instaló dejó las credenciales por defecto y logra entrar a nuestra red, no va a poder ingresar a nuestras computadoras. Con esto minimizamos el riesgo de que se convierta en una brecha de seguridad”, tranquiliza David.
Aunque Los Supersónicos fueron visionarios en muchos aspectos de la tecnología al servicio de la comodidad que hoy en día es parte de nuestra vida cotidiana, hubo un aspecto que pasaron por alto en su visión optimista del futuro: la amenaza de los ciberdelincuentes. Técnicas de hacking, malware e ingeniería social acechan en las sombras del ciberespacio, incluso amenazando a electrodomésticos que creíamos inofensivos. Y si bien esta comedia animada imaginó un futuro lleno de posibilidades, a nosotros nos toca materializarlo de forma sensata, aprovechando responsablemente los avances tecnológicos para mejorar la calidad de vida sin descuidar los riesgos.