Para Jensen Huang, CEO y cofundador de NVIDIA, una empresa líder en el desarrollo de soluciones de hardware y software de inteligencia artificial, el futuro de los vehículos es inevitablemente autónomo. Esta tecnología se extenderá desde las gamas más lujosas y exclusivas hasta las líneas más económicas y accesibles, y así como hoy en día los airbags y frenos ABS son estándar en cualquier automóvil, el coche del mañana vendrá equipado de fábrica para transportarnos a cualquier destino sin que tengamos que molestarnos en conducirlo.
De alguna manera, este futuro ya está entre nosotros, al menos inicialmente con el despliegue de robotaxis en ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Phoenix y Austin, en los Estados Unidos; así como Guangzhou, Shenzhen, Shanghai, Wuhan, Beijing y otras trece ciudades en China. En la gran mayoría de los casos, estos servicios -que se solicitan a través de una aplicación- están limitados a zonas y horarios de operación específicos, y suelen contar con operadores remotos que pueden intervenir en momentos específicos del viaje para guiar el vehículo ante situaciones imprevistas.
El concepto de vehículos autónomos no es nuevo. En 1939, General Motors presentó en la exhibición Futurama, durante la Feria Mundial de Nueva York, una maqueta de una ciudad futurista donde autos eléctricos eran guiados por sistemas de control remoto instalados en la infraestructura vial, eliminando la necesidad de que los humanos condujeran. Este planteo visionario, ideado por el diseñador industrial Norman Bel Geddes, imaginó un escenario que, casi cien años después, gracias a los avances en sensores, sistemas de navegación, visión computacional e inteligencia artificial, se está transformando en una realidad tangible.
Por otra parte, los estudios más recientes sugieren que los vehículos autónomos son más seguros que los conducidos por humanos, al menos en situaciones cotidianas. Los robotaxis de Waymo, filial del conglomerado Alphabet (empresa matriz de Google), han acumulado más de 35.4 millones de kilómetros recorridos hasta finales de junio de este año. Los datos recopilados indican que estos coches presentan una mayor seguridad en comparación con los conductores tradicionales.
Las estadísticas son notables: los robotaxis de Waymo estuvieron involucrados en un 84% menos de accidentes con despliegue de airbags, un 73% menos de accidentes que causaron lesiones y un 48% menos de accidentes reportados a la policía en comparación con los choferes humanos.
El camino al vehículo autónomo fue lentamente pavimentado por innovaciones progresivas en tecnologías de asistencia al conductor, en las que Mercedes-Benz y BMW jugaron un papel fundamental en las décadas de 1990 y 2000. El desarrollo del control de crucero adaptativo, un sistema que ajusta automáticamente la velocidad del vehículo para mantener una distancia segura con el auto que está adelante, o funciones avanzadas como el Steering Assist, que ayuda a mantener el vehículo dentro del carril y seguir el tráfico en autopistas, fueron unos de los pasos más importantes hacia la conducción autónoma. En los últimos años, tecnologías de estacionamiento automatizado y detección de peatones y obstáculos en el camino fueron sentando las bases para niveles más altos de automatización.
Esta evolución gradual ha permitido que la industria automotriz y los consumidores se adapten paulatinamente a la idea de ceder el control al vehículo. Fabricantes como Tesla, con su sistema Autopilot, y General Motors, con Super Cruise, han llevado estas tecnologías aún más lejos, ofreciendo capacidades de conducción semiautónoma en situaciones específicas. Sin embargo, aunque ambos sistemas son avanzados y ofrecen una gran cantidad de funciones de asistencia, requieren en todo momento la supervisión activa del conductor, quien debe mantener las manos al volante y estar preparado para tomar el control en cualquier momento.
La Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE, por sus siglas en inglés) ha establecido un sistema de clasificación que divide la automatización de los vehículos en seis niveles, que van desde la ausencia total de asistencia (Nivel 0) hasta conducción autónoma completa (Nivel 5). Todos los automóviles en el mercado, independientemente de su marca o modelo, pueden ser ubicados dentro de alguna de estas categorías.
Nivel 0: Sin ningún tipo de asistencia a la conducción. El conductor tiene el control total del vehículo en todo momento.
Nivel 1: Asistencia al conductor. El vehículo incluye sistemas como el control de la velocidad crucero o tecnología para mantener al coche en el carril, pudiendo combinar ambas funciones.
Nivel 2: Automatización parcial de la conducción. El vehículo incluye sistemas para el control de la velocidad y el movimiento lateral. Si bien el conductor puede retirar momentáneamente las manos y pies de los controles, sigue siendo responsable de guiar el vehículo ya que estos sistemas no pueden responder ante obstáculos y situaciones imprevistas.
Nivel 3: Automatización de la conducción condicionada. Este nivel representa aproximadamente un 75% de automatización, donde el vehículo realiza funciones críticas como la dirección, aceleración y frenado. Requiere que el conductor esté atento para tomar el control ante cualquier eventualidad o cuando se lo solicite el sistema.
Nivel 4: Alto nivel de automatización. No requiere la intervención del conductor para circular, aunque solo puede hacerlo bajo condiciones determinadas y donde pueda disponer de una información completa del entorno.
Nivel 5: Completamente autónomo. A diferencia del Nivel 4, el vehículo de Nivel 5 no tiene limitaciones geográficas ni condicionales. Puede operar en cualquier lugar del mundo, en cualquier momento y bajo cualquier condición climática, sin requerir una supervisión humana constante.Ningún vehículo en el mercado actual ha alcanzado este nivel.
La diferencia entre los niveles de autonomía 4 y 5 puede parecer mínima, pero en realidad es sumamente significativa. Un vehículo de Nivel 5 debe ser capaz de circular en cualquier tipo de camino y enfrentar las situaciones más diversas. Esto incluye transitar tanto por caminos pavimentados como de tierra, barro o ripio, manejar en rutas sin señalización, sortear desvíos por obras viales o accidentes y responder adecuadamente a cambios sorpresivos en las condiciones climáticas o atmosféricas. Además, debe desenvolverse con eficacia y seguridad en entornos urbanos complejos, con tráfico impredecible, ciclistas y peatones imprudentes.
Los vehículos de nivel 5 requieren un desarrollo tecnológico extraordinario y -al menos por ahora- económicamente inviable. De todos modos, los coches nivel 4 ya son una realidad, operando en forma de robotaxis y acostumbrando lentamente a los pasajeros a la inusual imagen de un volante que se mueve solo, sin un conductor humano visible al volante y desafiando las costumbres tradicionales del transporte motor.
Pero si esta imagen parece rupturista, la reciente presentación del Cybercab de Tesla lleva esta revolución un paso más allá. Este vehículo, hasta ahora un prototipo funcional que no cuenta con volante, pedales, ni controles de ningún tipo, representa un cambio radical en la concepción de lo que puede ser un automóvil. Si bien falta mucho para que este vehículo comience a circular por las calles, ya que no comenzará a fabricarse hasta 2027, todavía deberá sortear una serie de regulaciones que probablemente llevarán años en conseguir.
Sin embargo, a medida que los datos sobre la seguridad de los vehículos autónomos se vuelven más contundentes, es posible que en un futuro no muy lejano las regulaciones evolucionen para prohibir la conducción humana en ciertos contextos. Esto se debe a que, a medida que los vehículos autónomos demuestran ser más seguros que sus contrapartes humanas, la necesidad de un conductor podría considerarse un riesgo innecesario en las vías, lo que cambiaría drásticamente las normas de movilidad y seguridad vial.
Para los amantes de la conducción, esta perspectiva resulta casi distópica. Actualmente, y con todos sus defectos, el auto permite disfrutar una libertad e independencia que no ofrecen otros medios de transporte, por lo que la idea de que el acto de conducir, hasta ahora una actividad emocionante y personal, se transforme en un mero trayecto pasivo, despierta en muchos una profunda inquietud. Este cambio amenaza con despojar al automóvil de su carácter como extensión natural de la voluntad del conductor, reduciendo una experiencia multisensorial a un simple medio de transporte automatizado.
En este contexto, Lucas Abriata, economista, crítico de autos y analista del mercado automotor, aporta su perspectiva. “Creo que la llegada de los vehículos autónomos, o al menos en gran parte autónomos, es muy próxima. Probablemente los tengamos en los próximos cinco o diez años de forma masiva, al menos en Estados Unidos y en ciertas regiones de Europa”, afirma en una entrevista con Rosario3. Sin embargo, añade Lucas, “lo que quizás me cuesta ver como inminente es la prohibición del manejo como tal”.
¿Por qué no considera inminente esa prohibición? Abriata explica que, “si recién en cinco o diez años comienzan a haber los primeros lanzamientos de vehículos que tienen capacidades completamente autónomas, además de tener la posibilidad de ser manejados por un humano, tenemos por lo menos 15 años de una salida progresiva de esos vehículos. Imaginemos un mundo, quizás en 25 años, en donde el 100% de los vehículos nuevos sean autónomos. Aun así, quedarían vehículos viejos en las calles que deberán ser manejados por seres humanos. La verdad es que nunca ha existido en la historia, ni siquiera en Estados Unidos ni en Europa, un modelo en el cual vehículos con menos de 10 o 15 años de antigüedad sean removidos de las calles, salvo que hayan incumplido retroactivamente normativas ecológicas, como fue el caso de ciertos vehículos de Volkswagen diesel.”
Afortunadamente para los amantes de la conducción, Lucas no ve un escenario en el que “seamos nosotros la generación a la que le toque dejar de manejar”. Según él, “quizás tengamos una adopción más masiva y más general en un horizonte de 20 a 25 años, o sea, estaríamos hablando cerca del 2050. Y de ahí, por lo menos 20 años hasta que los autos viejos salgan de la calle. Entonces, estamos hablando por lo menos de 2070 para una adopción masiva y exclusiva en donde puedas empezar a plantearte leyes que prohíban la conducción”.
Lucas Abriata, creador de contenido automotriz en YouTube y director de la plataforma de servicios "Cotizá y Vendé", establece un interesante paralelismo: “Si lo analizamos, es similar a lo que ocurrió con el caballo. El automóvil se masificó, diría que en las primeras décadas del siglo XX, y las leyes que prohibían circular con caballos por la vía pública comenzaron a surgir en las décadas de 1970 y 1980. Quizás en algunos países más desarrollados esto ocurrió un poco antes, pero creo que la línea de tiempo es bastante comparable”.
Si bien Lucas no ve tan cercana la implementación de leyes que prohíban a los humanos conducir, sí le parece importante destacar que “la pérdida de esa elección de a dónde ir y cuándo ir es potencialmente peligrosa. Después quizás el matiz de este debate es cuánto el no estar activamente controlando los pedales y el volante del auto significa esa pérdida de libertad. Es decir, por ejemplo, si vos te compras un auto autónomo y ese auto le podes decir «anda a tal al lado, anda por tales calles, salgamos ahora» y el auto te hace caso. ¿Es una pérdida de libertad versus estar activamente controlando el acelerador y el freno? Eso es una pregunta para hacerse”.
“No lo veo tan oscuro, quizás por esa cuestión de que no lo veo tan en el corto plazo, ni creo que se pierda esa capacidad de ir cuando vos quieras a donde vos quieras con el auto, incluso si hubieran vehículos autónomos. Pero quizás estoy siendo muy optimista”.