Dentro de las impactantes escuchas telefónicas que fueron reproducidas este jueves en una audiencia imputativa contra una presunta banda dedicada a extorsiones y balaceras se dejó entrever que la propia organización tenía un minimarket con actividad las 24 horas en Arroyito que sicarios buscaron balear el pasado 5 de septiembre en inmediaciones de Génova y Alberdi. No obstante, el gatillero se equivocó y se metió en un quiosco, donde hirió a un empleado, y en la huida baleó a una clienta de una carnicería vecina. Por otra parte, las comunicaciones revelaron que uno de los miembros de la asociación ilícita se “escondía” en Buenos Aires y Mendoza, en barrio Martin.
La audiencia es la que se realizó en el Centro de Justicia Penal, donde el fiscal Franco Carbone imputó a los reclusos Pablo Corvalán y Edgardo Ávila como presuntos líderes de la organización. Y a Tobías Agustín Mieres –alias “Jota”–, Silvio “Pelado” Ojeda y Edgardo Ávila (padre del interno), un policía retirado de activa participación en la estructura. Todos quedaron en prisión preventiva efectiva por el plazo de ley por resolución del juez Pablo Pinto.
De acuerdo a las intervenciones telefónicas, el 22 de septiembre pasado –post balacera en Génova y Alberdi–, el recluso Edgardo Ávila dialoga con Mieres durante un poco más de cinco minutos y medio, donde hablan de varios temas de interés para la causa.
En un primer momento, hablan de distribuir municiones –bajo las palabras “confite o caramelo”–, y luego Tobías le comenta que lo estaban por echar de una residencia ubicada en Buenos Aires al 1200, en la zona céntrica de Rosario, porque habían detectado que no trabajaba y que tenía actividad generalmente de madrugada.
“¿Estás yendo a comprar el chip?”, le preguntó Ávila a Mieres, que le respondió: “Sí, estoy por Gorriti. Hey, escuchá, voy a tener que buscar otro alquiler. Se pudrió todo. Llamaron a mi vieja y quemó todo. La llamó el loco que me alquila ahí porque entro y salgo a cada rato. Quiere saber qué hago porque nunca me ve con ropa de laburo y no estoy. Y ella le dijo que no sabía de qué trabajo”.
El presunto gatillero remarcó que iba a tener que mudarse y en ese marco el preso le sugirió que no fuera en su barrio por temor a que lo baleen. Por ese motivo, Mieres le dijo que podría quedarse “a dormir en el negocio” que tiene Ávila en la zona sur, en referencia a un minimarket en el complejo Fonavi de Sánchez de Thompson al 200 bis.
Sobre el final, el presunto jefe de la organización le remarca que compre chips de teléfonos y Mieres le comenta: “No sabés lo que es acá (en Empalme Graneros). Está lleno de mate cocido (por presencia de gendarmes). Bueno, compro Movistar porque te agarran hasta después de haber sido dados de baja”.
Por último, Ávila le anuncia que tiene “una lista de unas ocho personas para pasar datos”, que se presume en la investigación que iban a ser potenciales víctimas de extorsiones.