El Ministerio de Seguridad de la Nación anunció días atrás la captura de un “narco paraguayo” quien fue aprehendido en una vivienda de Nahuel Huapi al 4700, en el barrio Acindar, zona sudoeste de Rosario. Más allá de la foto del arresto y pesadas conexiones que supo tener este hombre, no estaba clara su situación procesal, ni mucho menos si realmente operaba en Rosario. Lo cierto es que el hombre de 44 años está a disposición del Juzgado Federal N° 3, a cargo de Carlos Vera Barros, y se prevé que pronto sea extraditado.
Según voceros de la cartera que dirige Patricia Bullrich, la captura de Nicolás Ramón Delvalle Roa obedeció a una notificación de “índice rojo” emitida el 7 de agosto de 2024 por la Oficina Central Nacional (OCN) de Interpol Asunción, Paraguay.
Según registros de la prensa de Paraguay, Delvalle Roa había sido condenado en 2015 a siete años de prisión como integrante de una banda dedicada al tráfico de armas y drogas.
El convicto había sido detenido en el marco de un operativo de la Policía paraguaya que en su momento tuvo amplia circulación en los medios.
El 13 de junio de 2014 en el barrio Fátima de la localidad paraguaya de San Juan del Paraná, cercana a Posadas y a Encarnación, fue allanado un laboratorio de procesamiento de cocaína, donde había armamento pesado y precursores químicos. Según las crónicas de la época, Delvalle Roa era el encargado de custodiar la casa quinta “Ñande roga mi” donde se escondían las sustancias ilícitas.
En el lugar había 18 kilos de cocaína, otros seis en forma de “crack” o pasta base. Unos 283 kilos de lidocaína, 620 litros de acetona etanol, éter, ácido sulfúrico, ácido clorhídrico y 15 bolsas de hojas de coca.
A raíz de ese hallazgo hace una década, el diario ABC fue tajante con un titular: “De país de tránsito a productor de cocaína procesada”.
“Ellos traen la cocaína desde la localidad de Pedro Juan Caballero por tierra, a través de vehículos lujosos y legales; en el laboratorio la mezclaban con los precursores químicos. Se trata también de una banda de criminales dedicada al tráfico de armas”, había dicho el comisario Críspulo Sotelo, a la sazón jefe del Departamento Antinarcóticos.
El comisario Sotelo destacó en su momento la estratégica ubicación de la quinta allanada, en la costa del río Paraná, lo que permite el envío de grandes cantidades de cocaína hacia Argentina, a través de embarcaciones con motor fuera de borda.
Para los investigadores el dueño del laboratorio de cocaína era Beningno Daniel Chaves Cáceres, un hombre de peso en el mundo criminal de Paraguay, que no caería preso hasta 2018, cuando fue allanado en una estancia la localidad paraguaya de José Leandro Oviedo. Allí había 448 kilos de cocaína enterrados y pistas para avionetas. Allí también fue detenido un argentino llamado Juan Carlos Balmaceda. La operación se llamó “Operativo Austral”.