El jefe de una presunta banda narco y tres integrantes de esa organización vinculada a Los Monos fueron imputados este viernes por una seguidilla de delitos ocurridos en barrio Godoy, Villanueva y Bajo Cullen, en la zona oeste de Rosario. El principal acusado es Pablo Nicolás Camino, que está preso en la cárcel de Piñero por estar condenado por un crimen de 2015 y también condenado como autor del asesinato del narco Rubén “Tubi” Segovia. Ese líder de una estructura criminal, según se desprende de la investigación dada a conocer hoy, se jactaba de ser “leal” a Ariel Máximo Cantero e incluso mantuvo una discusión con un medio hermano de “Guille” por pedirle plata a cambio de "protección".
La banda investigada ya es conocida, porque el año pasado fue uno de los objetivos de los 84 allanamientos hechos en distintas partes de Rosario por una investigación entre fiscales provinciales y federales por la violenta disputa por el territorio para la venta de droga. De ese expediente se desprende que el principal impulso se dio cuando gente de Los Monos mató a Nicolás “Fino” Ocampo en abril del año pasado en Ocampo al 6600. De acuerdo a esa causa, Ocampo era quien trabajaba la zona de barrio Godoy para Esteban Lindor Alvarado.
“Fino” Ocampo había sido condenado como miembro de la banda de Alvarado por parte de la Justicia provincial. Fue a través de un juicio abreviado en el que le dieron 3 años de prisión. El juicio sobre esa causa se iniciará el próximo lunes, por lo que volvieron a blindar los alrededores del Centro de Justicia Penal.
De acuerdo a la imputación hecha este viernes por el fiscal de balaceras Pablo Socca, Pablo Nicolás Camino fue el encargado de “copar” barrio Godoy en representación de Los Monos para desplazar a Alvarado.
Al líder de la banda, Socca le atribuyó haber impartido órdenes desde Piñero junto a su hermano –Jonatan Agustín Camino, también preso– a miembros de su organización respecto de la venta de estupefacientes, usurpaciones, balaceras, amenazas, extorsiones y hasta homicidios. También imputó a Agustina Génesis C., Florencia Elsa S. y Brisa Ayelén M. de ser quienes se encargan de la venta de droga, custodia de búnkeres y en algunos casos, ocultamiento de chalecos balísticos.
El juez Florentino Malaponte dictó prisión preventiva efectiva por el plazo de ley para Pablo Camino y Érica M., mientras dio domiciliaria por plazo de ley para Agustina C. y Florencia S.
Que Pablo Camino dirige una organización dedicada al narcotráfico no deja dudas según la evidencia volcada en la audiencia imputativa, aunque claro, se lo acusó por delitos provinciales y no federales, que corresponden a ese fuero de la Justicia.
Toda la información que brindó el fiscal sale del teléfono del propio jefe narco, cuyo celular fue secuestrado en marzo de 2020 en Piñero. En ese dispositivo se detectaron chats con integrantes de la banda, a quienes les da órdenes del precio al que deben vender la droga, dónde ubicarse para comercializar y hasta qué inmuebles usurpar para usarlos como búnkeres.
“Escuchame, lo único que quiero ahora es que agarren esa casa y me la vacíen. Que no quede ni una cama, ni un colchón. Que lo vacíen. Que va a ir mi mujer a la tarde y le vamos a mandar cerradura, todo. Para que vos la segundees ahí”, le dice Pablo Camino a otro miembro de la organización que le respondió: “Ahí el loco fue a la casa. Se retobó, le tiré un cohete y bueno, el wacho (sic) se fue. Igual dejé todo cerrado con alambre grueso”.
La evidencia de la droga de la banda
No es la primera vez que a una banda narco le agregan delitos provinciales los fiscales de balaceras. En el caso de esta causa, Pablo Camino le dice a una integrante de su banda que baje el precio de las bochitas de droga porque estaban perdiendo demanda.
“Sacala a 150”, le dijo Pablo Camino a través de Whatsapp a una vendedora, que le respondió: “La estamos tirando a 200 pesos”.
“La de 200 sáquenla a 150. Saquen ese precio ya. Nuevo precio”, ordenó Camino, a lo que su subordinada le comentó: “Bueno, dale. Ahí le aviso a las pibas entonces”.
La corrupción policial también está mencionada en un diálogo entre miembros de la estructura criminal. “Amigo, escuchá. Me paró la yuta, cumpa. La motorizada. Así que nada, pude arreglar. Tuve que dar una luca y media para que no me lleven la moto. Así que descontámelo a mí si querés, pero tu plata zafó, amigo”, le escribió vía Whatsapp un muchacho agendado como Leo al jefe, Camino.
En otro diálogo entre Camino y un soldadito, el líder narco le dice en un mensaje de voz de Whatsapp: “Ahí hay que ir. Están vendiendo faso ahí, cumpa. Hace como una semana están laburando y ahí no puede laburar nadie en ese barrio porque es mío. Acercate y decile que no pueden laburar más y si quieren laburar tienen que laburar para mí”.
“Si quieren quedarse yo los voy a zarpar todo mal, pero saquen las criaturas del medio porque le voy a hacer cualquiera. Hay que aplicar la nuestra”, le remarca Camino a su gatillero, que le responde: "Yo voy con un amiguito. Somos un par de piernas. Fijate, están las dos pipas. Fijate si rescatás una más o dos más, revólver, cualquier cosa. Hacé bajar una FMK3 que los hacemos mierda”.
Pablo Camino luego le señala a su sicario: “Si vos me decís que vamos a meternos en la casa de los Bassi, Alvarado o Los Funes, cualquiera pinta. La que quieras cartelear, con una FMK3, pero estamos yendo con tres pipas, una escopeta, enchalecados a matar un tuerto que no tiene ni bicicleta”. Esa referencia es porque la organización buscaba matar al dealer de una bandita que había empezado a vender en barrio Godoy sin su “aprobación”.
Los presos que siguen haciendo home office
El fiscal Socca enfatizó que una vez que Pablo Camino fue reubicado en Piñero dentro un pabellón de alto perfil en agosto del año pasado, su pareja Silvana Jaquelina Oviedo –ya imputada– asumió el rol de dar órdenes a terceras personas para cometer balaceras, extorsiones y otros delitos. Esto, a criterio del fiscal, se dio porque Jaquelina recibía instrucciones de Camino a través de llamados del teléfono fijo de la cárcel, y luego se encargaba de retransmitir la información a los otros eslabones de la organización.
En chats entre Pablo Camino y otra integrante de la presunta asociación ilícita Érica Mansilla, la mujer le envió capturas de una noticia publicada en Rosario3 sobre un enfrentamiento a tiros en la zona de Uruguay y Campbell. Luego de ese hecho hubo una persecución policial que terminó con la detención de Dylan Nicolás Enriquez y Rodrigo Gonzalo Urquiza, dos miembros de la banda, con una moto y dos armas de fuego.
Pelea con “Tartita” Cantero, medio hermano de “Guille”
Para intentar convencer a un integrante de un bando rival de que se pase a su organización, Camino le manda dos capturas de pantalla de una conversación de Whatsapp que tuvo con Alexis “Tartita” Schneider, hijo de Máximo Ariel “Viejo” Cantero, fundador de Los Monos, y medio hermano de “Guille”.
En ese diálogo, “Tartita” –preso por un homicidio del 17 de marzo de 2020 en Colombres al 3000– le dice a Pablo Camino: “Hacela corta y pagá, cumpa. Se creen mafiosos y no son nadie sin mi hermano. Comprate un celu como la gente, no ves que ni señal te agarra”.
Camino le responde: “Pasa que vos estás en el (pabellón) 11 y yo en el 7, donde viven los pulen (sic). Vos no estás con tu sangre. Nosotros somos la familia de verdad. Nosotros somos su familia por lealtad, salame. Dejá de explotar a los pibitos”.
De ese chat se desprende que Pablo Camino se jacta de ser leal al líder de Los Monos y le achaca al medio hermano de “Guille” no serlo también.
Parte de la banda ya imputada
En la investigación ya hubo audiencias y fueron acusados Jonatan Agustín Camino –hermano de Pablo–; Brian Maximiliano Méndez; Manuel Elías Martínez; Silvana Jaquelina Oviedo –pareja de Pablo–; Valentín Camino; Mirco Gruning; Martín Giménez; Franco Cecchini; Federico Sebastián Buono; Axel Catriel C. –no se menciona su apellido por ser adolescente–; Maximiliano Trovatto; Sheila Oriana Martínez; Érica Mansilla; Mario Polonio Díaz; Gonzalo Urquiza; y Brian Ricardo Muñoz.
Al término de esa audiencia de octubre del año pasado, se dictó para los acusados la prisión preventiva efectiva; la mayoría por el plazo de ley (Jonatan Camino, Brian Méndez, Manuel "Carita" Martínez, Silvana Jaquelina Oviedo, Valentín Camino, Mirco Gruning, Martín Giménez, Federico Bouno y Érica Mansilla) y algunos de los imputados por 60 días (Franco Cecchini, Maximiliano Trovatto, Gonzalo Urquiza, Mario Díaz, Brian Muñoz y Vanesa Galván). La única que quedó en libertad por entonces fue Sheila Oriana Martínez.