El sindicado cabecilla de una banda delictiva se declaró culpable de varios delitos ante un tribunal pluripersonal en una audiencia desarrollada en el Centro de Justicia Penal. El condenado fue identificado como Edgardo David Ávila (34), que pese a estar tras las rejas terminó condenado como el jefe de una asociación ilícita, en la que también estuvo involucrado su padre, un policía retirado. A Ávila le impusieron una pena unificada de 23 años de prisión. En la misma audiencia terminó condenado un viejo compañero de andanzas, por un ataque criminal ocurrido en General Lagos, en el invierno de 2020.
La banda de Edgardo Ávila surgió con la investigación de una demencial balacera que dejó dos personas heridas el 5 de septiembre de 2022 en barrio Arroyito. Ese día, en Génova al 1600, entre Alberdi y Antelo, un tiratiros ingresó a un quiosco y sin mediar palabra descerrajó cuatro disparos, uno de los cuales hirió a un cliente. Ya en la calle, siguió disparando e hirió a la clienta de una carnicería de la cuadra.
Dos meses después, surgió una hipótesis oficial en torno de ese episodio: que el aprendiz de sicario se había confundido de local comercial, puesto que su objetivo, según la fiscalía, era una panchería cercana abierta las 24 horas, regentada por personas ligadas al delito, entre ellas, el padre de Edgardo Ávila, un ex policía. Por esos días se habló de la banda de Jota, por el apodo de uno de los gatilleros.
Ávila ya estaba tras las rejas. En marzo de 2021 le habían impuesto 3 años y 6 meses que se unificaron en 7 años y 8 meses de prisión por portación de arma y encubrimiento.
Para noviembre de 2022, el fiscal Franco Carbone tenía un diagrama de la banda. Y tras allanamientos en los que fue detenida la pata que aún estaba en la calle, fueron imputados por asociación ilícita el recluso Ávila, Edgardo Luis Ávila–policía retirado, padre del cabecilla–, Silvio Walter “Pelado” Ojeda, sindicado proveedor de armas; Tobías Agustín “Jota” Mieres, un soldadito, y el recluso Pablo Samuel Corvalán, que esta semana volvió al ruedo: fue imputado por extorsionar desde la cárcel de Coronda a un panadero de su barrio a quien le exigía dinero, según reveló la fiscalía.
Este martes, ante los jueces Fernando Sosa, María Isabel Más Varela y Aldo Bilbao Benítez, Ávila hijo se declaró culpable de liderar la banda en cuestión y le impusieron una pena de 16 años que fue unificada en 23 años de prisión.
A su vez, Ávila reconoció su responsabilidad en una doble tentativa de homicidio cometida en la región, hace casi cuatro años, cuando aún estaba en libertad.
Según la Fiscalía, en la noche del 3 de junio de 2020 en la zona norte de la localidad de General Lagos, Ávila, en compañía de un hombre identificado como Joan Ríos –que ante el mismo tribunal recibió una pena de 14 años– y un tercero no identificado, dispararon a matar contra dos hombres que sobrevivieron la emboscada.