A siete días de la elección primaria en todas las categorías provinciales, la intensidad de la interna para la gobernación en el peronismo es diametralmente opuesta a la de Unidos para Cambiar Santa Fe.
La interna del peronismo se desenvuelve en un clima frío, con Marcelo Lewandowski volando por debajo del radar y pensando en el día después de la primaria. Su precandidatura se cocinó a último momento, por lo tanto el volumen y el contenido de la campaña se construyen al mismo tiempo que camina por pueblos y ciudades de la provincia.
Eduardo Toniolli, Leandro Busatto y Marcos Cleri disputan exclusivamente en el nicho no perottista del peronismo. Cuando critican y cuestionan los déficits de la gestión Perotti, no solo le hablan a votantes kirchneristas, también intentan convocar a la centroizquierda no peronista, categoría que abarca desde socialistas desencantados hasta los votantes de Carlos Del Frade o Rubén Giustiniani, que no participan de la competencia por la gobernación.
El gran ausente en la campaña del peronismo es el gobernador Omar Perotti. “Ni una reunión con intendentes hicieron. No mueven nada y juegan poco”, cuenta un operador del PJ en relación al gobierno provincial. Perotti, que es precandidato a diputado, hace campaña con la gestión y hasta ahí nomás. Tampoco fuerza nada para intentar remontar en Rosario, donde su imagen está muy deteriorada. Los precandidatos locales prefieren caminar y mostrarse solos, al menos en este tramo. Hasta aquí ninguno se presenta como el candidato del gobernador.
De todos modos, la inmovilidad de Perotti se explica porque está a la espera de la última y mejor de todas las encuestas posibles, que es la propia elección primaria. El domingo próximo a la medianoche sabrá dónde están parados él individualmente, su gestión y el peronismo.
Tampoco está comprometido con la elección nacional. Recibió la fórmula Massa-Rossi en silencio, fríamente. El martes visitó a Sergio Massa y ahí sí se prestó al road show fotográfico que el flamante candidato presidencial activó para exhibir su capacidad de enlazar a casi todos los eslabones del peronismo. La foto todo bien, pero el rafaelino primero tuvo reuniones mano a mano con el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis y el propio Massa para asegurarse recursos y la continuidad de obras nacionales de envergadura durante la campaña.
A diferencia del peronismo, la interna opositora llega a la última semana de campaña con resultado abierto. El socialismo pronostica una buena elección de Mónica Fein en Rosario, aunque la candidatura a la gobernación parece definirse entre Maximiliano Pullaro y Carolina Losada.
Le cuesta a Fein, con todo su oficio político, meterse en la conversación pública que Losada y Pullaro dominan, amplificada por la interna nacional entre el dúo Bullrich/Macri contra Rodríguez Larreta, donde además de la candidatura presidencial está en juego el control de la Ciudad de Buenos Aires, bastión político que Macri quiere recuperar como refugio y para desarticular la base de poder de Larreta.
La agenda de Pullaro y Losada para esta última semana de campaña ilustra los caminos bien diferenciados que tomaron sus campañas. Mientras el ex ministro la provincializa con foco en seguridad, producción y educación, Losada va en la dirección opuesta.
El tramo final de la senadora será hipernacionalizado, en busca de alinear la campaña, sumar volumen y que Macri y Bullrich le transfieran votos. El riesgo de esa jugada es profundizar su perfil de “candidata porteña” o que “vive en Buenos Aires”, algo que se destaca en los focus group. Losada y el camporista Marcos Cleri son los dos que se presentan como “candidatos de”.
La senadora tuvo este viernes un mensaje de apoyo de Mauricio Macri. Mañana se instalará en medios de comunicación de Buenos Aires junto con Patricia Bullrich. Entre martes y miércoles vendrán a apuntalarla referentes radicales como el bonaerense Maximiliano Abad y el mendocino Alfredo Cornejo. El jueves de nuevo con Patricia Bullrich en Rosario y Santa Fe.
A pesar del apoyo explícito a Losada, Bullrich ha cuidado a Pullaro y se desmarcó públicamente de las denuncias y acusaciones de la senadora. Es un dato más de que este juego está abierto: Bullrich no rompe con Pullaro porque si éste ganase lo va a necesitar para hacer campaña en Santa Fe. Y Pullaro, si bien su acuerdo en el armado electoral es con Larreta, no plantea contradicciones con la ex ministra y hace equilibrio con los dos.
El viernes el Tribunal Electoral se expidió sobre uno de los hitos de interna de Unidos, que fueron las acusaciones de Losada a Pullaro de llevar una campaña sucia por medios digitales. El Tribunal que preside Daniel Erbetta coincidió con la mirada del procurador Jorge Barraguirre: "Los anuncios con contenido político publicados en los sitios Google y You Tube cuya supresión se persigue, no corresponden a la calificación de 'campaña sucia' o ilegal… Muestran propagandas –de carácter crítico o negativo– editadas a partir de distintos fragmentos no adulterados de opiniones e información periodística y de entrevistas realizadas a la mencionada, arrojando este trabajo un producto que no excede el marco del derecho de expresión”. Recuerda a Losada que, “por sus actividades de carácter público, está expuesta a la crítica y esas críticas amparadas por la libertad de expresión”. En definitiva: resistir o no resistir el archivo no es un asunto de índole legal.
Descartada la “campaña sucia”, el tribunal ordenó dar de baja publicaciones de un anunciante denominado La Provincial por no haber aportado ningún dato de financiamiento ni identificación, lo cual sí pone en desventaja a la persona aludida, en este caso Losada, porque no hay posibilidad de debatir con un anónimo. Bajo esas condiciones, las publicaciones de La Provincial serán bajadas porque el anonimato sí vulnera las leyes de transparencia electoral.
Sobre el final, el TEP exhorta a la dirigencia política a dejar de pegarse tiros en el pie: “Los discursos injuriantes y las descalificaciones personales no se compadecen con las bases del sistema democrático puesto que inciden directamente en el grado de confianza de la ciudadanía en las instituciones”.
Con respecto a ese punto del que se hace eco el TEP, la elección del próximo domingo permitirá medir el enojo social con la política que todos inferimos y hablamos, pero pocos pueden dimensionar. Las elecciones en otros puntos del país hasta aquí no mostraron nada fuera de lo previsto.
El domingo, a su vez, comenzará a delinearse la futura Cámara de Diputados, una categoría clave para la gobernabilidad, donde juegan figuras muy relevantes de la política provincial, pero por ahora indescifrable para los consultores.
En lo que respecta a Rosario en los últimos días hubo un giro en la interna del oficialismo. Miguel Tessandori, que prácticamente no hacía campaña, o hacía una campaña light que descansaba en su doble perfil de figura conocida y outsider de la política, salió a buscarlo al intendente Javkin, con críticas a la gestión y un picante texto en Twitter.
En el gobierno municipal afirman que ese tuit es una suerte de vuelto a declaraciones que Javkin hizo en reportajes radiales esta semana: “Tengo muy en claro que en esta elección salió a jugar gente que antes jugaban enmascaradamente, por ejemplo financistas de sectores dudosos de la ciudad que están poniendo fortunas, no solo en la campaña sino en desprestigio de redes sociales”. No lo mencionó por nombre y apellido, pero es una referencia obvia a Guillermo Whpei, patrocinante de la candidatura de Tessandori entre otros candidatos.
Enrique Estévez, precandidato por el socialismo, intensificó las críticas a la gestión y el liderazgo de Javkin, pero la novedad fue el embate frontal a Juan Monteverde, el precandidato de Ciudad Futura que no es rival directo en esta instancia. Estevez aprovechó la foto de Monteverde con Roberto Mirabella para exponer los acuerdos que el perottismo y Ciudad Futura vienen construyendo hace unos meses y que explicarían la participación del rafaelino en la movida de “100 Liderazgos para una Rosario sin Miedo”
Si se observa con atención el desarrollo de la campaña, podría concluirse que el perottismo es prescindente en la interna entre Roberto Sukerman y Monteverde por la intendencia. No solo porque Mirabella se muestra con ambos sino porque la lista para el Concejo Municipal que encabeza la locutora María Fernanda Rey es indiferente al resultado de esa interna, a diferencia de los otros espacios peronistas y aliados.
No es el caso de Marcelo Lewandowski, que si hace campaña con Sukerman, ni el de otras listas del peronismo. Salvo el Movimiento Evita que tiene un acuerdo previo con Ciudad Futura, el precandidato del peronismo participa de actividades con todos. Ayer mismo fue parte del almuerzo para un millar de personas en el club Godoy que organizó la lista de la aliada Fernanda Gigliani, e hizo actividades con Silvana Teisa, la camporista Marina Magnani y por supuesto, Juan Giani.
El trasfondo de la embestida de Estévez es la disputa por un sector de votantes de la centroizquierda. Semanas atrás Monteverde salió a convocar esos electores señalando la contradicción en la que incurría el socialismo al aliarse con el PRO que hasta hace unos años era su límite. A su lado estaba el secretario de Salud Leonardo Caruana, uno de los socialistas que se corrió. Ahora Estévez le devuelve la gentileza, visibilizando un acuerdo político entre Ciudad Futura y el perottismo, que tiempo atrás era su límite junto con los senadores del PJ.
Mientras Tessandori y Estévez calientan “la conversación” dentro de la interna, el intendente Javkin se abraza a la figura de Carolina Losada, dialoga en términos quejosos y de reclamo con la provincia y la Nación.
También él ha corrido sus límites. La foto con Losada y Bullrich hace una semana, y antes la recepción a Macri en su despacho, exhiben a un intendente necesitado de apoyos externos, pero también demuestran su vocación por liderar el espacio no peronista que se agrupa a partir de la conformación del frente de frentes, para lo cual necesita darle representación a los votantes del centro a la derecha.
Es parte de la redistribución de preferencias electorales que se está dando hace un tiempo, donde el peronismo aparece como la línea divisoria. Mientras Javkin se corre en busca del votante del centro a la derecha, el peronismo captura voto progresista, no por sí mismo, sino por medio de Ciudad Futura, que su vez viene acumulando votantes kirchneristas y progresistas desencantados.