Los héroes tienen una ventaja sobre los seres humanos. Los héroes nunca mueren. Omar Arnaldo Palma es un personaje eterno en la historia de Central, un héroe futbolístico a la altura de Ángel Tulio Zof, Edgardo Bauza y quien los hinchas de Central quieran agregar. Los caprichos del destino se lo llevaron de este plano muy temprano, pero su presencia en momentos históricos del club lo transforman en un personaje inmortal que siempre estará entre las estrellas canallas.
Debutó en 1979 en la Bombonera, con don Ángel de técnico, ¿quién otro? Eran los tiempos de la sinfónica de Zof. Ya en el 80 hizo un golazo en la final frente a Racing de Córdoba en el triunfo 5 a 1 que prácticamente selló el título.
Bancó el descenso del 84 y se puso el equipo al hombro para volver inmediatamente a primera.
Ese equipo tiene un récord histórico jamás repetido en el fútbol argentino: fue campeón de primera al año siguiente de recuperar la categoría. Omar, el Tordo Palma, fue la figura y el goleador de ese equipo. Goleador del campeonato además.
En la proeza de la Conmebol, en 1995, también estuvo Palmita, como le gustaba decirle a don Ángel, que también estuvo, obviamente. Fue campeón con aquel equipo que remontó un 0-4 casi imposible en el Gigante.
Diálogo con un periodista en el Pozo de la Ciudad Deportiva pocos años antes del retiro.
-Omar: ¿Vos me pusiste un 5 en el diario?
-Periodista: Sí, Omar, ¿por?
-Omar: Vos no sabés nada de fútbol. ¿Cómo me vas a poner un cinco a mí?
Directo, altanero, confrontativo, sin pelos en la lengua, pendenciero en la cancha (aunque de viejo se ablandó), genial en el contacto con la pelota. Terminó jugando de 5, manejando los hilos auriazules hasta los 40 años.
El Tordo es tan rosarino que muchos no creen que haya nacido en el Chaco, en Campo Largo
“Cuando llegué a Central, a los 13 años, era chiquito, negro y chaqueño. Ahí nomás me pusieron Tordo”.
Cuenta la leyenda que los primeros pesos que ganó los guardaba adentro del colchón. Habían pasado tiempos muy duros como para no cuidar el mango hasta en el más mínimo detalle.
Después, el fútbol le regaló una vida más holgada y llegó hasta intendente de Ibarlucea.
Pero él le obsequió al fútbol toda su magia y destreza hasta hacerse inolvidable.
Murió el Negro Palma, el Tordo, Palmita, pero es un rumor infundado. Los héroes nunca mueren.