El crimen de Andrés Pillín Bracamonte el sábado tras el partido de Rosario Central y San Lorenzo fue conmocionante. Y tocó la memoria emotiva de los rosarinos, que hasta ahora siempre vieron, desde el asesinato de Claudio Pájaro Cantero para acá, que después de un acto de esa magnitud viene el vuelto traducido en ola de violencia. Pero las autoridades políticas aseguraban que esta vez la cuestión está circunscripta a una interna de la barra canalla que la víctima comandaba y marcaban una clave por la cual ahora puede ser diferente: la investigación, aseguraban, está encaminada y la posibilidad de un pronto esclarecimiento es lo que puede cortar esa lógica del efecto dominó.
“Pillín venía muy jugado. Tenía frentes abiertos por todos lados”, dijo una fuente consultada por Rosario3. Y mencionó varios negocios oscuros por los cuales dos veces estuvo en la cárcel y por los que aún era investigado. Vínculos con la banda de Los Monos, una causa por extorsión en la que era investigado con un ex jefe de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) y el propio manejo de la barra canalla desde hace 30 años, cuando se impuso en una guerra cruenta a los “chaperos”, pusieron, entre otras cosas, a Bracamonte en la línea de fuego.
De hecho, ya lo habían intentado matar luego del clásico contra Newell’s en agosto y él mismo le dijo al periodista Germán de los Santos, según publicó este domingo en La Nación, que lo habían querido asesinar matar 29 veces.
Los últimos ataques en su contra el propio Pillín -según le dijo a De los Santos- se los adjudicaba a la banda de Los Menores, un grupo del barrio 7 de Septiembre que pugnaba por el control de la barra de Central y del territorio en la zona norte de Rosario.
Que el crimen tiene que ver con el control de la barra canalla “y sus negocios” es la hipótesis que trascendió hasta ahora de la investigación. Que según fuentes políticas tiene elementos para avanzar.
Por caso, si bien es cierto que el alumbrado público no estaba en funcionamiento en la cuadra en la que se produjo el homicidio de Bracamonte, de 53 años, y de su ladero Raúl Attardo, de 55, en Avellaneda e Ibarlucea, las cámaras sí andaban y están las filmaciones.
Esas filmaciones acaso puedan servir para establecer también por qué estaba baja la palanca del disyuntor que afectó el alumbrado: si simplemente saltó por la sobrecarga habitual de los días de partido, donde se enganchan por ejemplo los vendedores ambulantes, o si alguien lo hizo intencionalmente para preparar el terreno para el crimen.
“Hay que trabajar rápido para que esto no nos inestabilice”, era la consigna que rodeaba este domingo la investigación que desde primera hora llevaban adelante en forma coordinada el Ministerio Público Fiscal y los ministerios de Seguridad de la provincia y de la Nación.
Esta coordinación, en sí, era expuesta por las autoridades políticas como una diferencia objetiva con lo que pasaba antes: hoy hay una presencia de fuerzas de seguridad en las calles visible, una polìtica de reducción de la violencia que hasta aquí dio resultados, acción de inteligencia criminal que también tiene logros y el trabajo conjunto de los distintos actores involucrados.
“La clave es que con todo eso a favor el crimen se esclarezca rápido, como pasó con los cuatro homicidios de marzo. En aquella oportunidad se investigó bien y con celeridad, lo que cortó la cadena de violencia. Ahora tiene que ser igual”, manifestó a Rosario3 una fuente política local, que valoró que este mismo domingo estaban en la ciudad y se reunieron con la provincia y los fiscales los funcionarios que manejan las áreas de inteligencia criminal del Ministerio de Seguridad de la Nación.
De hecho, este lunes habrá una conferencia de prensa conjunta en la que los fiscales regional, Matías Merlo, y de Homicidios, Alejandro Ferlazzo, expondrán sobre los avances de la investigación con el ministro de Seguridad de la provincia, Pablo Cococcioni, y la secretaria de Seguridad de Nación, Alejandra Monteoliva (Patricia Bullrich no estará en el país).
Monteoliva vino junto al director de Inteligencia Criminal, Ricardo Ferrer Picado, y al titular de Gendarmería, Claudio Brilloni. El equipo nacional lo completa el rosario Federico Angelini.
Se entiende la preocupación de Nación, como así también de la provincia. La pacificación de Rosario es un activo que merece esfuerzo, concentración y coordinación. Y nadie, salvo los violentos, pueden querer que ingrese en zona de riesgo.