En otra noche del 63° Festival Nacional de Folclore de Cosquín con la plaza Próspero Molina repleta, Soledad Pastorutti y Nahuel Pennisi fueron lo más destacado del encuentro del último sábado. En la octava luna coscoína, Nacha Roldán recibió doble premio y presentaron sus delegaciones Japón y las provincias de San Juan y Río Negro.
Para la apertura, se le ofreció el espacio al Ballet Flor de Amankay, propuesta ganadora en el rubro "conjunto de baile folklórico" del Pre Cosquín. Más tarde, luego de la muestra en el escenario y ante la prensa, Fernando Rodríguez, director del ballet, recibió la distinción "reconocimiento al mérito artístico" que otorga el Consejo Internacional de la Danza. En la entrega, estuvo la representante en Argentina de dicha entidad que depende de la Unesco y tiene sede en París.
El primer segmento musical de la noche fue responsabilidad de Leandro Lele Lovato, músico y cantor rosarino que hace muchos años ya se ganó un lugar importante en la grilla de los festivales del país. Lovato se presentó con la habitual formación integrada por el guitarrista de Armstrong Cristian Guzmán, el bajista de Roldán Marcos Kurriger y el baterista de Cañada de Gómez Gastón Massignani.
El músico rosarino habló poco y tocó mucho, reuniendo repertorio de temas propios y versiones de canciones populares. Entre los propios, rescató "La Tamara", obra que dedicó a Tamara Castro, la recordada intérprete con quien Lovato estuvo varios años en Cosquín como músico del grupo de la recordada cantora bonaerense.
La formoseña Nacha Roldán, histórica intérprete del folklore, se presentó con Roberto Calvo (guitarra) y Facundo Torresán (acordeón), con un repertorio basado en canciones litoraleñas y parte de la obra de Alfredo Zitarrosa. Ausente desde los años 90, la exquisita cantora agradeció la escucha y se dispuso al recibir los premios preparados para ella.
Se le entregaron el premio "Nelly Omar", por parte de Intama, una colectiva de mujeres cantautoras presidida por María Eugenia Díaz, y también el Camin Cosquín, distinción máxima que otorga el festival.
Japón mostró su delegación proveniente de Kawamata, la ciudad en donde se realiza desde 1975 el festival "Cosquín en Japón". Bailarines japoneses ejecutaron danzas argentinas y fueron cálidamente reconocidos por el público.
La puesta de Río Negro estuvo sostenida por la Orquesta Filarmónica fundada y dirigida por Martín Fraile Milstein y la delegación se constituyó con cincuenta músicos, cantantes y bailarines. La delegación de San Juan presentó "El retorno, poesía de mi tierra", un homenaje a los poetas de la provincia.
Laura Molinas, flautista destacada en el Pre Cosquín 2022 se presentó en formato de dúo junto a la cantora Magalí Juárez con una propuesta que alimenta las esperanzas para el futuro del folklore. También surgido del certamen, pero de este año, el cantor Sergio Fasoli, proveniente de la sede La Matanza, mostró personalidad y buen manejo de escenario.
Nahuel Pennisi, premio Consagración en el festival 2022, visitó Cosquín por sexto año consecutivo. Después de un arranque con excesivo volumen, logró capturar la aceptación con clásicos del folklore a los que sumó su repertorio más reciente vinculado con otros sonidos.
Mencionó a Horacio Guarany y a Los Chalchaleros, entre otros, y produjo uno de los momentos más agradables del festival con su propuesta diversa. También pidió aplausos y fuerza para las víctimas del temporal en San Luis y para La Sole que estaba ya en camarines preparando su actuación.
Nahuel combinó folklore tradicional con cumbias y baladas y se despidió con un set de chacareras donde incluyó "Chacarera de las piedras" y "Entre a mi pago sin golpear".
El caso de Emiliano Zerbini es muy particular. El cordobés criado en La Rioja había anunciado el año pasado su retiro de los escenarios sin dar los motivos. Sorprendió este año con su presencia en Jesús María y Cosquín, entre otras fiestas populares. Propuso música de danzas tradicionales y volvió a amenazar con el retiro. Algo forzado por la locutora, se le otorgó un bis, tibiamente pedido por el público.
A las 2.30 de la madrugada llegó la artista más esperada de la noche, la más carismática de todas. L. Sole presentó "Sigo siendo yo", un show contundente, sólidamente apuntalada por una banda dirigida por Burno Orgaz en la que todos se destacan.
"Vivir es hoy" fue la elegida para el inicio de un repertorio que contó con potentes versiones, con bailarines en cuya performance incluyeron boleadoras. Se emocionó por seguir estando desde hace veintisiete años (llegó con 16 años al festival) y también se solidarizó con la gente de San Luis. La cantante de Arequito mandó besos a su hermana Natalia y sugirió su presencia en el festival.
Con Nahuel Pennisi como invitado, produjo uno de los momentos mágicos de la noche: juntos versionaron "Oración del remanso", la obra de Jorge Fandermole que está instalada como una de las fundamentales de la época.
La Sole demostró su generosidad y compartió espacio con Octavio Muratore, Damián Ayala y Yoshva Montoya, cantantes surgidos de La voz argentina. Le dedicó un tramo a la cumbia santafesina, con temas de su repertorio más reciente y cerró dos horas de actuación en un festival que la vio despegar y en el cual mantiene intacto su espacio y el afecto del público de Cosquín.
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