La actriz y presentadora Sandra Milo, una de las artistas más populares del cine italiano, que trabajó con el director Federico Fellini, falleció este lunes a los 90 años en su casa de Roma (Italia)

Sandrocchia, como fue apodada por Fellini, con quien mantuvo una relación, al igual que con el líder socialista Bettino Craxi, rodó 70 películas en el cine italiano.

En seis décadas de trayectoria, también fue dirigida por Roberto Rossellini, Antonio Pietrangeli, Luigi Zampa, Dino Risi, Pupi Avati, Gabriele Salvatore y Gabriele Muccino.

Su primera película fue El soltero (1955), junto a Alberto Sordi. Su última aparición frente a las cámaras fue en la serie Gigolò per caso, estrenada la última Navidad.

Consciente de la defensa de los derechos de las y los trabajadores del sector audiovisual, Milo se encadenó –tres años atrás– para reclamar por mejoras.

"Se va una protagonista del cine italiano. Con la desaparición de Sandra Milo la pequeña y la gran pantalla pierden a una gran artista talentosa con un carisma abrumador”, dijo la subsecretaria de Cultura Lucia Borgonzoni, que destacó su capacidad de “cambiar de registro con extrema facilidad” que “conquistó los corazones de millones de italianos”.

Nacida en Túnez el 11 de marzo de 1933 como Salvatrice Elena Greco, a los tres años su familia regresó a Italia y con solo 15 años Milo se casó con el marqués Cesare Rodighiero, al que dejó solo unos meses después para comenzar una carrera de modelo en Milán.

De la mano del cineasta griego Moris Ergas, padre de su hija Débora, Milo debuta en el cine con Sordi y comienza a rodar con Totò, Brigitte Bardot y Vittorio de Sica, entre otros artistas.

Fellini, con el que mantuvo un largo romance en secreto durante 17 años, según reveló ella misma en 2009, la dirigió en el clásico 8 y 1⁄2 y en Giulietta de los espíritus, además de protagonizar varias cintas destacadas en los 60, como El parasol (1965), de Dino Risi, junto a Enrico Maria Salerno.

Tras un periodo alejada de la pantalla, después de casarse en 1968 con Ottavio De Lollis y tener dos hijos, en los años 80 se convirtió luego en un rostro familiar de la pequeña pantalla, hasta que en los últimos años volvió a al cine, como en la película Happy Family, de Gabriele Salvatores, en 2010, que complementó con el teatro.