El proceso de estudio, en cualquier etapa académica o profesional, se alinea con un objetivo. Por ejemplo, los estudiantes universitarios que quieren mantener su beca, se esfuerzan para aprobar todas las asignaturas. Pues bien, el propio proceso de estudio también puede perfeccionarse por medio de la implementación de nuevas técnicas como el Active recall y herramientas que alimentan la comprensión, la reflexión y la memorización.

Cuando adoptas un rol activo en tu aprendizaje, cuando te comportas como el protagonista del proceso, los resultados mejoran. Esa es la esencia del recuerdo activo que se aleja de una visión mecánica, automática o repetitiva del proceso de aprendizaje.

Estudiá de forma activa para memorizar y comprender mejor la información

Es muy probable que ya hayas aplicado esta forma de estudio en algún momento de tu vida (aunque nunca hayas escuchado el nombre de la técnica). Recordá, por ejemplo, ese instante en el que, tras haber profundizado en un contenido específico, explicás la información a un interlocutor que, a partir de tu exposición, capta las ideas esenciales. Es decir,  le ha haces partícipe de la explicación, sencillamente, porque has interiorizado las ideas clave. Esa misma situación, en otras ocasiones, te permite descubrir aquello que todavía no has entendido o los apartados que necesitas repasar más.

Utilizá las preguntas durante el proceso de estudio de un tema

Estudia de forma activa por medio de la formulación de preguntas a partir del contenido del texto. Leer y releer son dos acciones que se repiten habitualmente durante el proceso de estudio. Sin embargo, existen diferentes formas de leer que pueden variar en función del nivel de atención, intención y concentración. Con frecuencia, durante el proceso de estudio surgen dudas y preguntas que pronto quedan en un segundo plano. Si querés aplicar esta técnica es recomendable que pongas el acento, precisamente, en el valor de la pregunta. Es un enfoque que alimenta la reflexión y la comprensión en torno a las cuestiones más importantes del texto.

Conviene señalar que el enfoque de la pregunta es especialmente práctico por una razón fundamental: está muy presente en el formato del examen (es decir, interviene en la evaluación que debe superar el alumno para lograr el aprobado). En consecuencia, la pregunta es una herramienta que ofrece un punto de vista que puede ayudarte a tomar conciencia de lo que ya sabes y de otras cuestiones que necesitas revisar. Un examen muestra una evaluación objetiva en la que interviene el criterio profesional del profesor. Sin embargo, antes de que llegue la prueba, vos mismo podés ir autoevaluándote para tener expectativas realistas sobre el punto en el que te encontrás.

Evaluá los conocimientos que adquiridos

Utiliza diferentes recursos y herramientas para exteriorizar aquello que sabés. Por ejemplo, elabora un esquema con los datos que recuerdes sobre el tema de estudio. No utilices otras fuentes de apoyo para completar la información hasta que hayas finalizado esta primera etapa. Es decir, con posterioridad a esa primera fase, puedes fijarte en los datos que faltan para enriquecer el contenido y organizar los elementos esenciales de forma visual. Durante esta fase, en la que ya utilizás otras fuentes de información, también puedes implementar las correcciones necesarias en datos que muestran algún tipo de confusión.

En definitiva, alimenta la memoria a largo plazo durante el proceso de estudio. Y, para lograrlo, es muy recomendable que practiques la constancia por medio del estudio a corto plazo.

Fuente: formacionyestudios.com