El Régimen de Regularización de Activos impulsado por la gestión de Javier Milei tiene el potencial de quebrar varios hitos económicos importantes en Argentina, aunque en comparación con los números astronómicos logrados durante el blanqueo de Mauricio Macri en 2016, su meta inicial parece mucho más modesta. Sin embargo, a pesar de las aparentes diferencias en las cifras totales, el programa de blanqueo de Milei ya está dando señales de que podría superar las expectativas en algunos aspectos clave, especialmente en lo que se refiere a los depósitos en efectivo y el registro diario de depósitos en dólares.

En 2016, el blanqueo de Macri alcanzó un asombroso total de US$116.800 millones, una cifra que se ha mantenido como un récord absoluto en la historia económica reciente del país. De ese total, US$7.700 millones ingresaron en cuentas domésticas, es decir, dinero en efectivo declarado. Comparativamente, Milei lanzó su Régimen de Regularización de Activos con una expectativa mucho más modesta, apuntando a US$40.000 millones. Sin embargo, los primeros datos y tendencias indican que podría marcar un nuevo récord en términos de la cantidad de dinero en efectivo declarado en las cuentas CERA, creadas específicamente para este programa. De hecho, según el economista Fernando Marull, ya se habrían ingresado unos US$7.000 millones, acercándose rápidamente al registro que dejó la gestión de Macri.

Esto sugiere que el blanqueo de Milei tiene el viento a favor para superar esa marca. Además, gracias a la prórroga otorgada por el Gobierno, los contribuyentes tendrán tiempo hasta el 31 de octubre para declarar y depositar dinero en las cuentas CERA, lo que incrementa aún más la posibilidad de quebrar el récord anterior en este rubro.

Otro aspecto que ha llamado la atención es la aceleración que ha ganado el programa en las últimas semanas. Según el economista Salvador Vitelli, los depósitos en dólares han crecido significativamente en los últimos 10 días, alcanzando un total de US$6.450 millones. Este ritmo se ha mantenido constante, y el economista Amilcar Collante destacó que, desde mediados de agosto, los depósitos en dólares han aumentado a US$8.444 millones. 

El 24 de septiembre, los depósitos en dólares crecieron US$1.340 millones en un solo día, lo que representa el mayor aumento diario jamás registrado. Esto, según los analistas, podría indicar que el ritmo continuará en aumento, sobre todo con la extensión del plazo para declarar dinero en efectivo.

Al observar el panorama actual, los depósitos en dólares alcanzan los US$25.698 millones, un incremento considerable respecto a los US$18.609 millones al comienzo de la gestión de Milei. Este aumento del 38% refleja el denominado "efecto blanqueo", impulsado por la posibilidad de ingresar capitales no declarados al sistema financiero. Si bien este monto aún está por debajo del máximo alcanzado en 2019, durante la presidencia de Macri, que llegó a los US$32.277 millones, los expertos sugieren que el blanqueo de Milei podría acortar esa brecha en las próximas semanas. Para igualar ese registro, necesitaría sumar aproximadamente US$6.579 millones adicionales.

Una parte crucial de este proceso está en las reglas de la prórroga del Régimen de Regularización de Activos. A partir del 1 de octubre, quienes ya hayan ingresado sus fondos en el blanqueo podrán retirarlos o redirigirlos a inversiones específicas. Sin embargo, los contribuyentes que aún no hayan declarado su dinero en efectivo tendrán tiempo hasta el 31 de octubre para hacerlo. Es importante tener en cuenta que, según las disposiciones oficiales, cualquier monto retirado no podrá ser regularizado nuevamente, lo que pone un límite a la capacidad de ingresar más dinero tras esa fecha.

Este blanqueo no solo afecta a los números de depósitos, sino que también tiene implicaciones en la confianza que los empresarios y particulares depositan en el sistema financiero argentino. El hecho de que los depósitos en dólares hayan crecido tan rápidamente es un indicador de que, a pesar de las incertidumbres políticas y económicas, existe una disposición creciente a regularizar fondos no declarados previamente, lo que podría significar un alivio para la economía del país a largo plazo.