Vamos a terminar el 2024 con muy buen nivel de faena y producción de carne, tanto en el sector bovino como en el de porcinos. En el primero de ellos seguramente estaremos cerca de las 13,8 millones de cabezas faenadas lo que significa una disminución de 5% cuando se esperaba para 2024 una caída de 10%. En el caso de los porcinos se ratificaría un crecimiento del orden del 2% anual, como lo viene haciendo año tras año.
La alta producción de carne podría llevarnos a una conclusión equivocada. Es fácil suponer que el año fue brillante cuando, por el contrario, la situación es compleja. La alta faena y producción solo ayudó a reducir el impacto del incremento de costos: el año cierra sin rentabilidad para el sector industrial.
La eliminación de restricciones, limitaciones, regulaciones y prohibiciones a la exportación por parte del gobierno liderado por Javier Milei ayudó y mucho para que los frigoríficos exportadores puedan sostener la actividad y cumplir los contratos ante un mercado internacional que no mejora el valor de sus compras.
Los precios actuales de la carne que se exporta son 20% inferiores a los que había en 2022. La quita de derechos de exportación para la categoría vaca y la carne porcina junto a la disminución del 25% para los otros cortes cárnicos realizada en agosto, mejoró en parte la competitividad.
A pesar de la alta faena y las medidas impositivas la situación es complicada en las industrias cárnicas por lo que consideramos que es urgente la eliminación total de los derechos de exportación para todas las carnes y sus subproductos para que, de esa manera, se reciba de manera inmediata el beneficio en todos los operadores.
Las otras reformas que podría mejorar la competitividad en materia impositiva tienen que ser tratadas por el Congreso y van a demorar al menos unos seis meses, tiempo que podría ser excesivo y determinante para algunos operadores.
El proyecto presentado por el Lic. Juan Pazo en el marco de la Conferencia Industrial organizada por UIA, que contempla beneficios para la inversión, amortización acelerada y cambios de criterio en la valuación ganadera son una excelente iniciativa que debe ingresar al Congreso y tratarse de manera urgente por los diputados y senadores. Lo ideal habría sido contar con esas medidas este año para dinamizar las pequeñas inversiones agroindustriales que tienen la misma potencia que pueden tener otros sectores y tienen la cualidad de generar empleo directo en todo el interior del país.
Tenemos por delante un año muy difícil, todo el ordenamiento de variables macro económico que logró el equipo de Gobierno se debe consolidar y, a la par, se debe buscar la forma de ser competitivos en materia productiva.
Es lógico pensar, y ya muchos analistas lo pregonan, que es necesario aumentar las recrías para enviar a animales a faena con mayor peso. Las condiciones climáticas parecen indicar que vamos en ese camino ya que las lluvias de esta primavera mejoraron la oferta forrajera e incentivan las recrías lo que afectará la oferta de ganado para faena en los próximos meses. Esto podría causar una nueva tensión de precios y una caída en la producción industrial lo que significa un incremento del peso de los costos en los frigoríficos.
A esa situación se agrega la pérdida de valor de los subproductos como cuero, sebo y hueso, solo queda con valores razonables la menudencia cuyo consumo doméstico ha disminuido considerablemente por lo que se exporta en gran volumen se exporta pero gravado con derechos de exportación.
En definitiva no alcanzan lo que se percibe por los subproductos y la venta de carne para cubrir los costos industriales y logísticos. Por eso para sostener la actividad es necesario cobrar el servicio a los matarifes (de allí la necesidad de igualar la alícuota de Iva en el 10,5%) o soportar el desequilibrio con la venta de carne.
El control de la marginalidad, la competencia desleal, la verificación de cumplimiento de las obligaciones previsionales, laborales, impositivas y sanitarias en verdadero tiempo real será vital para cuidar a las empresas cumplidoras y sostener el empleo formal.
La Dirección de Control Comercial Agropecuario, dependiente de la Subsecretaría de Mercados de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, ha desarrollado un tablero de control para ejecutar una fiscalización inteligente, su puesta en ejecución y la aplicación de sanciones ejemplificadoras será, como dijimos, vital.
Este año se puso en vigencia una mejora en el área de tipificación facilitando la formación de personal para hacerlo, AFIC junto con las autoridades de la Provincia de Córdoba y la colaboración de la SAGyP demostraron que es posible, hoy el 99 % de la faena bovina de Córdoba cuenta con personal idóneo para hacerlo. Esto demuestra que es factible hacerlo en todo el país y solo requiere de voluntad del sector público y privado.
Celebramos este final de año porque ha sido mucho lo que se hizo para ordenar las cuentas y retomar la agenda de negociación internacional por lo que seguiremos acompañando para mejorar nuestra competitividad puertas adentro.
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