El sector fintech en Argentina y en Latinoamérica se encuentra en una etapa de transformación acelerada, con un 2025 que promete consolidar tendencias clave que cambiarán la forma en que las empresas y los consumidores interactúan con los servicios financieros. En este contexto, se destacan cinco grandes ejes de cambio que podrían redefinir el ecosistema financiero y abrir nuevas oportunidades para los emprendedores y las pymes.
Uno de los cambios más significativos será el auge del Crossborder Banking, una herramienta que permite gestionar servicios bancarios en múltiples jurisdicciones. Este modelo facilita no solo el acceso a capital en mercados extranjeros, sino también la operación de cuentas en diferentes monedas. Este avance responde a la creciente demanda de transacciones internacionales ágiles y económicas, especialmente en un entorno globalizado donde la conectividad económica y la inclusión financiera son claves. En Argentina, esta tendencia podría beneficiar particularmente a empresas exportadoras y emprendedores que buscan ampliar sus horizontes comerciales. Según estimaciones recientes, los flujos de pagos transfronterizos podrían alcanzar los 290 mil millones de dólares para 2030, una cifra que pone en evidencia el potencial de crecimiento de este segmento.
Por otro lado, el modelo de finanzas integradas también se proyecta como un pilar fundamental para 2025. Este concepto permite incorporar servicios financieros directamente en plataformas no financieras, creando experiencias más fluidas para los usuarios. Por ejemplo, una empresa de comercio electrónico podría ofrecer créditos o servicios de pago directamente en su sitio web, mejorando la conveniencia y generando nuevas fuentes de ingreso. Las proyecciones son optimistas: se espera que los ingresos de las finanzas embebidas alcancen los 160 mil millones de dólares en 2025, lo que demuestra su relevancia como motor de inclusión financiera y eficiencia.
En el ámbito de los pagos, los sistemas de transferencias instantáneas continúan ganando terreno. Estos sistemas, que permiten transacciones en tiempo real y sin intermediarios, están transformando la manera en que los usuarios gestionan su dinero. En Argentina, con la adopción de herramientas como el sistema de transferencias 3.0, los pagos instantáneos están acelerando la digitalización de las transacciones y fomentando el crecimiento del comercio electrónico. A nivel regional, los bancos centrales están impulsando estas iniciativas con regulaciones favorables e infraestructuras tecnológicas robustas. Un estudio de Capgemini indica que los pagos instantáneos podrían representar el 22% del volumen global para 2028, lo que refuerza su impacto en la economía digital.
En paralelo, el avance del Open Finance está revolucionando el ecosistema financiero. Este modelo, que promueve la interoperabilidad y el acceso compartido a datos financieros entre distintas instituciones, permite el desarrollo de productos más personalizados y competitivos. En Latinoamérica, países como Colombia, México, Perú y Chile ya están explorando iniciativas de Open Finance que podrían ser replicadas en Argentina. La clave para el éxito de este enfoque radica en la colaboración entre la industria y los reguladores, abordando retos como la ciberseguridad y la protección de datos. Se estima que para 2025, el 90% de los bancos en la región habrán implementado estrategias de Open Finance, facilitando operaciones transfronterizas y mejorando la experiencia del cliente.
Finalmente, la hiperpersonalización fintech se perfila como uno de los motores de innovación más relevantes. Gracias al análisis de datos y a las herramientas de inteligencia artificial, las empresas financieras podrán ofrecer soluciones adaptadas a las necesidades individuales de sus clientes. Por ejemplo, una fintech podría desarrollar productos específicos para pymes según su historial financiero, sector de actividad y proyecciones de crecimiento. Esta tendencia no solo mejorará la experiencia del usuario, sino que también optimizará las estrategias de marketing y fortalecerá la competitividad en un mercado cada vez más dinámico.
En conclusión, el sector promete seguir siendo un catalizador de innovación y desarrollo. La clave estará en adaptarse rápidamente a estas tendencias, aprovechando las herramientas tecnológicas disponibles y colaborando estrechamente con los reguladores para superar los desafíos que se presenten.
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