Este martes se cumplen exactamente dos años desde aquel domingo 29 de diciembre de 2013 en el que el multicampeón alemán de la Fórmula 1, Michael Schumacher, sufrió una caída mientras esquiaba en los Alpes franceces, golpeó su cabeza contra una roca y quedó en estado vegetativo.
Apenas se produjo el accidente, los servicios médicos lo rescataron y lo trasladaron a un centro médico donde se le practicó la primera de las dos operaciones cerebrales a la que fue sometido para descomprimir hematomas en el cráneo.
Desde entonces pasó seis meses en coma inducido y pese a ciertos reportes de mejoras en cuanto a movimientos reflejos del alemán, ciertamente su estado no ha variado en gran forma.
La familia y el entorno del campeón de F1 en 1994, 1995, 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004, le pusieron un cerrojo a la información sobre el estado del ex piloto, que hoy tiene 46 años.
El pasado mes de junio, cuando ya había transcurrido más de un año y medio desde el accidente, la esposa del múltiple campeón, Corinna, logró el traslado de Schumacher desde el hospital universitario de Lausana donde se encontraba a su casa de Gland, la comuna suiza donde se emplaza la mansión de la familia de unos 700 metros cuadrados.
Son alrededor de 15 los médicos que asisten a Schumacher todos los días. De lo poco que ha trascendido de manera oficial, Michael Schumacher, que al momento del accidente pesaba 75 kilos, hoy acusa unos 45.