La ex presidente del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), Anahí Rodríguez, asumirá este viernes la presidencia de Aguas Santafesinas.
Políticamente, Rodríguez es parte del grupo socialista que tiene como referente a la diputada Clara García. De hecho, fue presidente del organismo regulador durante la gestión de Miguel Lifchitz entre 2018 y 2019, quedando hasta el 2022 como directora del ente.
La llegada de una funcionaria preparada en la temática y con experiencia en la gestión supone una transición rápida. Y es que las urgencias que tiene la compañía estatal ameritan rápidas y contundentes definiciones.
Por un lado, Aguas tiene las cuentas en rojo y sus ingresos no cubren ni la mitad de sus costos que son cubiertos por el Tesoro provincial, que ahora enfrenta un fuerte déficit. El retraso de las tarifas y la disparada del precio de los insumos (muchos dolarizados) explican en buena parte el déficit, pero también expone las necesidades de reformas internas y mejoras en la productividad.
Rodriguez asume además con mucha incertidumbre sobre el futuro de las obras en marcha del acueducto del Gran Rosario, todas financiadas por el gobierno nacional a través del Ente Nacional De Obras Hídricas De Saneamiento (Enhosa).
En rigor, esa inversión tiene tres tramos. Uno de ellos, que está avanzado, es la ampliación de la planta potabilizadora ubicada en Baigorria.
En ese caso, la obra civil está a un 90%, pero falta todo el equipamiento (bombas, caños, alimentación eléctrica, sistema de telegestión y operación). Y si bien se trata de lo más costoso, a juzgar por el anuncio del gobierno nacional la obra no sería “nueva” por lo que no debería pararse. Igual, la obra pública nacional ya viene muy retrasada por demoras en los pagos.
Lo que todo indica que no podría zafar de la “motosierra” a la obra pública será la construcción del tramo del acueducto que va, por Circunvalación hasta Uriburu (con cisterna para alimentar el sudeste) y del ramal que conectaría con Funes/Ibarlucea, porque no están iniciadas. En rigor, el tramo hasta Uriburu se llegó para licitar y se adjudicó, pero no arrancó por toda la distorsión de precios.
La asamblea de renovación de autoridades -en la que se incorpora también como director a Dario Boscarol, un radical del norte que ya estuvo en la gestión de Lifschitz- se dará en paralelo con otras urgencias por atender.
Por ejemplo, hoy se venció la extensión del contrato del servicio de vallado en Rosario (luego de un fallido intento de licitación) y la empresa que lo venía prestando (sin una performance admirable) no tiene intención de que se lo sigan extendiendo, por lo que hoy la ciudad no tiene quien asegure el armado de los corralitos que delimiten y adviertan sobre las obras de Aguas.