El acto por el 140 aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario, que se realizará el próximo viernes, promete convertirse en el provincial evento empresario del año en la ciudad con más de 700 invitados del arco corporativo, político, académico y social.

Y ese interés radica en la relevancia institucional que recuperó en los últimos tiempos la principal entidad empresaria de la provincia. 

Por ejemplo, por sus afinadas relaciones con los gobiernos (nacional, provincial y local), que están dando ya sus resultados concretos, como la emisión de bonos de Santa Fe en el mercado de capitales para financiar obras públicas.

También por su histórica salida al territorio (llegando a recorrer por primera vez ciudades y pueblos de la región) y por su apertura e integración con otras organizaciones sociales y académicas de la ciudad alejadas de su entorno o sus visiones, reforzando así su identificación con todo Rosario, incluso en los temas más difíciles de abordar.  

En ese marco, así como puede haber novedades importantes en lo que hace a presencias del gobierno nacional, habida cuenta la afinada relación de la Bolsa con el propio ministro de Economía, Luis Caputo, asoma otro visita que, en la previa, ya está dando que hablar y genera expectativas en materia de negocios.

Es que, de no mediar cambios de último momento, Ernesto Allaria, el presidente del poderoso Byma -el mercado de capitales más grande del país- asistirá el viernes que viene por primera vez a un acto aniversario de la Bolsa. Sí, por primera vez un presidente de Byma estará asistiendo a un acto oficial de la entidad bursátil local.

La inédita visita de Allaria -quien estuvo esta semana en Wall Street realizando la tradicional apertura de operaciones (con toque de campana incluído) para celebrar la puesta en marcha de la infraestructura tecnología para mercados del Nasdaq -supera lo estrictamente protocolar y es muestra del nuevo momento institucional que se vive en los mercados bursátiles. 

La lejanía (y por momentos desconfianza) entre Byma y los mercados locales (como los "viejos" Rofex o el Mercado de Valores de Rosario), que provoca la curiosidad de que sea noticia que el titular de Byma asista al acto aniversario de la Bolsa local, llegó años atrás a un pico de alta tensión institucional y de abierto enfrentamiento.

Fue cuando los porteños jugaron fuerte para evitar que el Rofex se fusione con su par porteño en los negocios granarios a término (Matba), alumbrando una suerte de mercado unificado de futuros, un negocio en el que Byma nunca pudo asentarse. Incluso, Byma llegó a cortar luego unilateralmente la interconexión operativa con Rofex, desconociendo el mandato de una ley nacional que los obliga a estarlo. 

Pero si bien la competencia sigue, y Byma continúa siendo el principal mercado, los tiempos cambiaron. Es que con la anunciada fusión entre los mercados Matba-Rofex (de granos y contratos financieros futuros) y MAE (de bonos y divisas spot) se terminó de consolidar un escenario de dos grandes bloques (liderado por Byma, que maneja el mercado de acciones).

Habiéndose, entonces, consolidado el escenario, los operadores se entusiasman con que en un futuro no muy lejano todas las plazas bursátiles estén realmente interconectadas por los beneficios que eso generaría en reducción de costos, mayor eficiencia de las operaciones y, sobre todo, oportunidades de nuevos negocios de arbitraje y mayor liquidez.

Un "mercado unificado" o "mercado único" no parece posible (aunque la lógica lo indicaría por el tamaño económico de la Argentina) porque pesan razones de regionalismo y liderazgos personales, pero que estén interconectados en operatoria sí asoma como probable.

Un nuevo rumbo

Ahora bien, también hay otras razones para el cambio. Ocurre que, al menos en lo institucional, se vive en los mercados y entre sus operadores un momento de activa efervescencia por las chances que se avizoran de sumar nuevas y mayores oportunidades de negocios en el mediano plazo, por más que en la inmediata coyuntura la economía real y productiva esté muy golpeada y los precios de los granos por el piso.

Y es que aun con todas sus limitaciones de gestión y promesas por cumplir a cuestas, el nuevo modelo económico nacional de desregulación estatal y liberalización del comercio, impulsa, motiva (y al mismo tiempo corre) a las operadoras y entidades a pensar nuevos esquemas de negocios.

Por eso todo está en movimiento. Por eso se suceden semanalmente noticias de agentes de Bolsa que dejan de trabajar como casas de cambio (comprando dólar MEP a sus clientes) para trabajar de agentes de Bolsa saliendo a ofrecer nuevos servicios y productos de inversión con más valor agregado. 

O de bancos que dejan la comodidad de ser prestamistas del Estado cobrando buenas tasas (como lo hicieron por años comprando bonos) y se empiezan a poner a trabajar de bancos reabriendo sus departamentos comerciales y saliendo a ofrecer créditos a empresas y particulares. Algunos más tímidamente, otros con más humo publicitario que realidades, pero -de a poco- todos despiertan a sus departamentos comerciales.

La lista podría seguir sumando a corredores de granos que desempolvan los manuales de cómo se hacían negocios en los 90 cuando no había inflación que tape las estrategias ineficientes o los malos cálculos porque los errores no los podían pasar a precios. Las coberturas, ahora, pasan por el mercado y no por la inflación 

Y ni que hablar de los exportadores de cereales que ahora se concentran en afinar sus políticas comerciales de originación de granos en lugar de buscar en los escritorios de la política que los números les cierren, cómo lo lograron con las ventajas cambiarias negociadas y obtenidas del Estado con los últimos gobiernos.

Un Estado que, hay que admitir, con esas políticas reguladoras (con las retenciones como estandarte) le hizo perder a la Argentina inversiones fabriles aceiteras por u$s 25.000 millones en los últimos 15 años, tal como denunció, Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) en el reciente pre-coloquio que IDEA realizó en Rosario.

Pero volviendo al cambio de dirección en los operadores, todo ocurre en un contexto cruzado por las oportunidades y riesgos que les genera la incorporación de nuevas tecnologías al comercio y las transacciones, que -si bien no todo lo que brilla con el mote de fintech es oro- al favorecerse el comercio directo se ponen en jaque en paralelo a las estructuras tradicionales de los intermediarios, que deben buscar cómo agregar valor.

En ese marco, el horizonte de fusiones y adquisiciones asoma con nitidez, tanto en bancos, como en agentes y corredores. Ocurre que, por definición, los negocios en mercados desregulados y sin inflación no tienen tasas de retorno superrentables, y por eso hay estructuras que se vuelven pesadas mantener. La alternativa, entonces, de asociarse para crecer o vender para evitar el cierre está flotando en el aire. 

Y no solo como en el caso de los bancos -con varios con el cartelito de venta puesto, uno de ellos bien de la región- se trata de operaciones formales de integraciones, sino de estrategias que en el corretaje de granos ya se viene usando con operadores más chicos que se terminan convirtiendo en la práctica en agentes productores que le acercan clientes a un puñado de grandes corredores que son los que finalmente terminan negociando con los compradores en el mercado spot o haciendo las operaciones a término. 

Y es que si todos en el ambiente miran al modelo brasileño (que integró todos sus mercados en el famoso B3, con la fusión de la Bolsa do Mercadorías e Futuros, la principal plaza de negociación de derivados y commodities, con la Bolsa de Valores de San Pablo, el principal mercado de títulos valores de Brasil, y luego con la CETIP, que provee servicios para mercados OTC) saben que se logró una plaza bursátil más grande, pero con menos y más grandes operadores. Todo lo contrario a lo que ocurre en la Argentina, que tiene mercados más pequeños en volumen pero con más cantidad de agentes actuando. 

Lo cierto es que las señales de que el escenario del mercado de capitales está cambiando se suceden semana tras semana. Por ejemplo, nadie se acuerda ya lo que dijo hace 20 días en el pre-coloquio de IDEA en Rosario el jefe de los economistas para Latinoamérica de Morgan Stanley, Fernando Sedano, sobre las perspectivas económicas para el país (porque -a decir verdad- no dijo nada que los empresarios no hubieran escuchado), pero sí todos los asistentes tomaron debida nota de lo importante de se presencia: que marca que casa de inversiones extranjera top volvió a ver oportunidades de negocios en el mercado argentino.

Signo de los tiempos.