“No sabemos cuál será el organigrama de ministerios que manejará, ni con quiénes ni cuan cruzados están esos ministerios”. “Tampoco qué hará o con qué mandato llega: si viene a estabilizar o contener con más de lo mismo, o con un programa de estabilización para acortar la brecha cambiaria y evitar la sangría de dólares del Central, o un eventual desdoblamiento cambiario”. Así describió el actual momento económico, Marina Dal Poggetto, una de las economistas con mayor trayectoria y titular del Estudio Eco Go, ante el desembarco de Sergio Massa en el gabinete nacional al frente de un superministerio que incluye Economía, Producción y Agricultura.
Dal Poggetto prevé que la inflación de julio será del 6,8 por ciento, pero será mucho más alta si no se tienen en cuenta los productos estacionales y la carne: “Hay una aceleración de precios; hay productos y bienes que subieron más que el dólar oficial y la inflación”. Además, cree que la medida del dólar soja está mal redactada y es muy engorrosa, y que el mayor impacto será la suba de las tasas de interés.
La economista fue coequiper de Miguel Bein, hoy es una de las más consultadas por su especialidad por parte de empresas y gobiernos. Escribió el libro Tiempo perdido junto a Daniel Kemer. Es graduada de la UBA y máster en Políticas Públicas de la Universidad Di Tella.
Mientras el gobierno elabora una nueva serie de medidas económicas de la mano de Massa, Dal Poggetto habló con Rosario3 desde su estudio en Buenos Aires:
–¿Cuál es su diagnóstico sobre la situación económica frente a los cambios en el gabinete y la definición de un nuevo escenario político en el gobierno?
Estábamos en una hecatombe política y un nivel de desmanejo importante. Teníamos una presión cambiaria que nos estaba llevando puestos, con un mercado de bonos saturado desde junio y un cierre al grifo de las importaciones. Encima, con una brecha cambiaria y con un juego del sector privado que era con pesos baratos para comprar dólares baratos y en algunos casos venderlos.
Ese juego se agota cuando te quedás sin dólares. El dólar pasó sin escala a los 310 y eso detonó. Tenías una economía desordenada y una política desordenada. Con la salida de (Martín) Guzman y la llegada de (Silvina) Batakis al menos se dejó de cascotear el acuerdo con el FMI, Batakis arrancó con argumentos fiscales, avisó que iba a ser más ordenada con las cuentas y esa dinámica convivía con incertidumbre política.
Entonces, (Sergio) Massa opera activamente para llegar a este ministerio que no sabemos cómo será el organigrama, ni con cuántos se queda, con qué botonera va a operar y cuan cruzados están esos ministerios. Y fundamentalmente con qué mandato llega: si es para estabilizar o contener con más de lo mismo, o un programa de estabilización para acortar la brecha cambiaria y cortar la sangría de dólares que vacía el Banco Central, o intentar un esquema de represión financiera o eventual desdoblamiento cambiario.
–¿Qué medidas crees que tomará Massa?
Es difícil saberlo. No se sabe qué va a hacer Massa. Eso sí, llega con un juego político muy agresivo, creo que con el aval de Cristina (Fernández), y a un ministerio mucho más grande que tuvieron otros ministros de Economía al menos desde (Roberto) Lavagna hasta acá.
–Pero la Afip o la estratégica secretaría de Energía seguirán en manos de hombres cercanos a Cristina. O en el Central al menos hasta ahora continuará Miguel Pesce….
Por eso la primera definición es ver qué le dan, falta saber la cantidad de ravioles y cómo se acomodan esos ravioles. Hoy sabés que la pulseada la ganó, insisto con la anuencia de Cristina. No sabemos todavía qué va a manejar, con quiénes y qué va a hacer. No obstante, imagino que la política está asustada. Se asusta cuando la brecha cambiaria pasa los 130 y después se tranquiliza y vuelve a las andadas.
–¿La reacción favorable de los mercados en los dos últimos días hábiles de la semana pasada obedece a que algunos amigos (de Massa) hayan contribuido para frenar la demanda de dólares o es porque estaba demasiado inflado el precio del dólar?
Ambas cosas. No descarto la primera, tampoco me consta. Eso sí, estábamos en el subsuelo, bajo una situación de pánico, con bonos reestructurados que subieron un 25 por ciento pero valían 17 dólares, el mismo valor que en la crisis del 2001.
–Ahora bien, la mayoría de los economistas hablan de la necesidad de una devaluación, ¿pero cuál sería el impacto social de tomar una decisión así?
Lo que pasa es que el esquema de brecha cambiaria de hoy es híperregresivo y muy perverso. Tuviste oportunidades para corregirlo y lo patearon para adelante. En octubre de 2020 tuviste una primera señal y llovieron 16 mil millones en 2021. En enero de este año volvió a dispararse y cerraste el acuerdo con el Fondo.
Cuando la brecha se dispara, el esquema de retenciones y la liquidación de exportaciones se vuelven confiscatorios. Cada vez que se dispara la brecha, fugaste los dólares con las importaciones. Hoy el esquema de precios está desacoplado con la brecha, los precios no están todos valuados con el dólar oficial.
No me gusta un esquema controlado de brecha y precios, tampoco totalmente liberado, pero lo que no podés tener es un esquema de represión violenta y brechas tan grandes. Una devaluación tiene impactos regresivos, hay una transferencia de ingresos y en el medio se filtran los precios. Pero hoy los precios de los autos no subieron al ritmo del dólar oficial o de la inflación, subieron mucho más. Los precios de las cosas se volvieron ridículamente caros y las tarifas de los servicios ridículamente baratas. El cambio oficial que usó el gobierno como ancla y esa nominalidad hay que corregirlas cuando la inflación se descontrola.
–¿Cuál es el índice de inflación para julio según tu consultora?
Es del 6,8 por ciento. Pero el índice núcleo (aquel que mide los índices de precios al consumidor sin tener en cuenta aquellos productos y servicios cuyos valores dependen de la época del año o de factores externos a la política monetaria) y sacándole el precio de la carne que está bajo, nos da arriba del 8 por ciento. La aceleración de precios es muy fuerte.
–¿Cómo se explica que mientras haya problemas macroeconómicos sin solucionar se sigue produciendo, hay movimiento, ventas y reactivación de ciertos sectores de la producción?
Es que se forzó el corto plazo, después la pandemia se recuperó y aceleraste esa recuperación con ancla cambiaria, ancla tarifaria, política de ingresos, aceleraste las paritarias y aumentaste el gasto social tras las Paso del año pasado con el plan Platita.
A eso, súmale que los pesos queman y hay que gastarlos. Un nivel de actividad alto se sostiene con disponibilidad de dólares, el problema es cuando cerrás el esquema de acceso a los dólares. El acuerdo con el FMI es restrictivo e inflacionario. Guzmán lo vendió como un programa de no ajuste y que el ajuste se iba a dar creciendo, pero resulta que no tenías dólares para financiarlo.
–¿Crees que seguirá el plan de segmentación tarifaria que se puso en marcha?
Sí, ya está. Ahora la discusión es qué se hará con el universo de personas que pidieron seguir con los subsidios: si se los van a quitar a ese 10 por ciento solamente o si será más agresivo y se los van a quitar a más.
–¿Qué suerte correrá el dólar soja para incentivar a los productores a que liquiden las exportaciones?
Es una medida mal escrita. Los desdoblamientos son al revés y es cuando hay un dólar de exportación más bajo que el de importación. Acá es más alto el de importación, lo que pasa es que el de importación estaba muy bajo y la forma que está armado no es que el Central te compra dólar más caro, sino que te permiten comprar dólares con impuestos.
Tengo entendido que hay una demora en la implementación en los bancos porque es engorroso y hay discusiones. Hay que ver realmente cual será el impacto con la liquidación de las exportaciones. Creo que lo que tendrá mayor impacto es la suba de las tasas de interés.
–¿Cómo ves a Rosario y a la provincia de Santa Fe?
Rosario me encanta. Si lo ves desde Buenos Aires te da pánico por la inseguridad. Pero cuando voy allá, camino por la costanera y quiero vivir ahí. Santa Fe es una de las provincias que más genera dólares por las exportaciones, como dice Cristina, y es una de las que mayor nivel de productividad tiene. Pero forma parte de la Argentina.