Personal de la Gendarmería Nacional por orden de la Justicia Federal de Venado Tuerto realizó este sábado 15 allanamientos para desmantelar a una banda narco cuyos jefes se conocieron y operaban desde la cárcel de Melincué.
El saldo parcial de los operativos conocido esta tarde era de tres personas detenidas y nueve vehículos, droga, dinero y numerosos celulares secuestrados.
La particularidad es que los principales acusados comparten la misma prisión por causas anteriores relacionadas con el tráfico de estupefacientes. Uno fue detenido en noviembre del año pasado y el otro en diciembre. Allí habrían decidido asociarse.
Los procedimientos fueron pedidos por el fiscal Javier Arzubi Calvo y dictados por el juez de esa localidad del sur santafesino Aurelio Cuello Murúa. Se realizaron allanamientos en doce domicilios de esa ciudad, uno en la localidad bonaerense de José C. Paz, uno en la Alcaidía Departamental UR VIII de Melincué y uno en la Subdelegación Venado Tuerto de la Policía Federal Argentina.
Todos los imputados serán indagados por sistema de videoconferencia a partir del próximo lunes.
La investigación
A partir de escuchas telefónicas de otra causa cuyos allanamientos fueron realizados en el mes de diciembre de 2019, se detectó que esta organización desarrollaba su actividad en la ciudad de Venado Tuerto proveyéndose de material estupefaciente de localidades de la provincia de Buenos Aires.
A raíz de los allanamientos se produjo el secuestro de material estupefaciente (cocaína y marihuana), elementos de fraccionamiento y corte, balanzas, dinero en efectivo, teléfonos celulares, vehículos y documentación relacionada a las investigaciones.
Sergio T., alias “El Flaco”, y Lucas C., “El Lucas”, montaron la estructura ilegal a través de sus parejas y familiares.
“El Lucas” se encuentra procesado por una causa por infracción a la Ley 23.737 del año 2018, éste permaneció varios meses prófugo y fue, finalmente detenido. “El Flaco” permanece detenido desde el mes de diciembre de 2019 también por delitos relacionados con el tráfico de estupefacientes.
“Ellos reorganizaron sus actividades contando con la colaboración de sus parejas, quienes se ocupaban de la actividad, de las propias intervenciones telefónicas surge que éstos dos intercambiaron experiencias y reunificaron su “negocio”, incluso diseñan un entramado de comunicaciones a través de sistemas encriptados para evitar las investigaciones”, afirmaron fuentes judiciales.