La saga de venganzas que desencadenó el crimen del jefe de la banda de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero parece no detenerse a más de 9 años de ese hecho maldito de la historia criminal rosarina. Acaso, el atentado a balazos de este domingo por la tarde contra un móvil del Servicio Penitenciario, donde trasladaban al recluso Osvaldo “Popito” Zalazar, se enmarque en esa profecía de muerte que ya tiene, al menos, unas 14 de víctimas, la mayoría impunes.
Popito estaba en una combi del Servicio Penitenciario cuando los disparos arreciaron a la altura de Los Talas y El Chajá, a unas 6 cuadras de su domicilio y camino a la Unidad Penal N° 16, de Avenida de las Palmeras al 3800, en el límite entre Rosario y Pérez.
La ráfaga alcanzó también a un agente, que sufrió un tiro en el abdomen. El coche celular quedó hecho un colador: 26 impactos. El recluso se encontraba grave y con pronóstico reservado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). El penitenciario, con mejores posibilidades de salir adelante.
Gabriel Leegstra, director del Servicio Penitenciario de Santa Fe, se excusó de elaborar hipótesis sobre el caso. “Está todo en situación de análisis”, dijo a Radio 2. E indicó: “El personal tenía los elementos de protección que se requieren, iban sentados de acuerdo a como deben hacerlo y creo que eso también llevó a que no haya más heridos en la dotación”.
En una rápida acción del Comando Radioeléctrico de Pérez, los sospechosos fueron detenidos luego de intentar escapar de un Ford Focus blanco que a su vez tenía pedido de captura. El arresto fue en inmediaciones de Pasaje Sánchez y Belgrano, y del interior del auto la Policía secuestró una ametralladora FMK3, una pistola calibre 11.25 y vainas servidas. Los detenidos, señalaron fuentes del caso, son tres villagalvenses: Jonatan U. (27); Milton R. (20) y Damián C. (22), ignotos en la geografía delincuencial local. El trío será imputado en los próximos días, indicaron desde la Fiscalía Regional.
A comienzos de 2017, Popito estuvo en el banquillo junto con los acusados en el juicio oral por el crimen del Pájaro Cantero, Luis “Pollo” Bassi, Facundo “Macaco” Muñoz y Milton Damario. Popito sólo fue condenado a tres años por la tenencia de un arma que a fin de cuentas no fue la que se utilizó en el crimen. Los restantes resultaron absueltos, aunque aún purgan en prisión otras condenas. La ley de la calle, sin embargo, no los exculpó del caso Cantero.
En la etapa final del debate, el 21 de marzo, Muñoz, Bassi y Damario fueron atacados a tiros dentro de un móvil de Servicio Penitenciario, a la altura de Granadero Baigorria y cuando se dirigían al penal de Coronda, tal como ocurrió este domingo en la periferia oeste de Rosario. Muñoz recibió un tiro en el tórax, y dos agentes del Servicio Penitenciario sufrieron heridas en brazos y cadera.
Popito, de 31 años, cumple condena por el homicidio de Aldo Acosta, ocurrido en 2014 en la ciudad de Villa Gobernador Gálvez, donde reinó en el mundo criminal, hasta su detención, el ex barrabrava de Newell’s “Pollo” Bassi. Acosta era el padre de una mujer llamada Norma Acosta, condenada en 2013 por tráfico de estupefacientes, en una proceso que la propia acusada tildó de “carpetazo”.
Una década atrás, Norma había denunciado al Pollo Bassi, histórico enemigo de Los Monos, como el instigador de un incendio en la Alcaidía de Rosario en el que murió su pareja, el detenido Miguel “Japo” Saboldi. El domingo la mujer cumplió años y en su cuenta de Facebook recordó a su padre.
Las ejecuciones de los hermanos Javier y Marcelo Procopp, de febrero de 2021 en Villa Gobernador Gálvez, eran tal vez el último hito en la cadena de muertes con sello de venganza que se sucedió tras la muerte de Pájaro, aquel 26 de mayo de 2013. Al menos Marcelo Procopp había estado vinculado con el clan Bassi en el pasado. Javier, se cree, fue asesinado “por error”.
El 22 de marzo de 2019, también en Villa Gobernador Gálvez, fue asesinado Lucas Zalazar, un hombre de 30 años que era hermano de Claudio “Polo” y de “Popito” Zalazar, el hombre ahora internado.
Uno de los sucesos más ruines de esta lista fue el crimen de, el 5 de marzo de 2019, de Fabián Eduardo Chamorro, un hombre que tenía 53 años era vigilador en la galería céntrica La Favorita. El trabajador, ajeno al mundo criminal, fue secuestrado de su casa de barrio Tablada. Los captores se comunicaron con “Bananita”, un hijo de Chamorro que compartía pabellón en la cárcel de Coronda con Pollo Bassi y Damario, y lo extorsionaron para que asesinara a uno de ellos. El plan, de imposible cumplimiento, terminó con Chamorro asesinado.
No menos arteras fueron las muertes de Eduardo Cisneros, de 70 años, y Gloria Albornoz, de 56, matrimonio acribillado el 2 de marzo de 2019 en Isola al 300 bis mientras tomaba mates. Cisneros era el papá de la pareja del Pollo Bassi. “Dolor por dolor” fue la única hipótesis que surgió tras el doble crimen.
Leonardo y Maximiliano Bassi, hermanos del Pollo, además de su padre, Luis Ángel, fueron asesinados entre diciembre de 2013 y octubre de 2014 en Villa Gobernador Gálvez. La misma suerte corrieron Miguel Ángel Damario y Rubén Muñoz, padres de Milton Damario y Macaco Muñoz, en los meses posteriores.
La saga había comenzado un día después del homicidio del Pájaro, cuando Diego “Tarta” Demarre, dueño de Infinity Night, el boliche frente al cual fue asesinado el Pájaro, fue ultimado cuando llegaba a su casa de Seguí y Maipú.
El encargado de la discoteca, Oscar “Piqui” Aguirre, quien declaró como testigo en los casos por los homicidios de Cantero y Demarre, recibió ocho tiros el 1º de marzo de 2014 frente a su casa de zona oeste y murió el 2 de abril siguiente.
A estas muertes hay que sumarle un triple homicidio horas después del crimen de Demarre, el 28 de mayo de 2013, cuando una camioneta en que iban familiares de Milton César, joven que erróneamente fue vinculado con el crimen del Pájaro. Murieron un hermano, Nahuel, y la madre de Milton, Norma, además de un amigo, Marcelo Alomar. Estas muertes, al igual que la de Demarre, se debatieron el juicio por la megacausa Monos que, en abril de 2018, terminó con altas condenas para Ariel "Guille" Cantero y Ramón "Monchi Cantero" Machuca, entre otros condenados del clan.