La semana próxima será juzgado en los Tribunales de Rufino Carlos Emanuel “Perro” Lucero (37), el único acusado del crimen de Juan Marcos “Tito” Correa (39), un hombre que fue sacrificado atrozmente frente a un altar de San La Muerte en un monte de la localidad de Amenábar, en el Departamento General López. El caso está enmarcado en lo que la Fiscalía calificó como un “rito pagano”. Un crimen con alevosía y ensañamiento. La Fiscalía adelantó que pedirá la prisión perpetua.
El debate oral se desarrollará en los tribunales de Rufino y estará a cargo de un tribunal integrado por los jueces Mariana Vidal (presidenta), Mauricio Clavero y Adrián Godoy.
La fiscal Rafaela Florit y el fiscal Mauro Menéndez representarán a la acusación en el debate. Estos indicaron que “Lucero levó a cabo su conducta delictiva entre el domingo 27 y el miércoles 30 de septiembre de 2020”, y remarcaron que “según se desprende de la investigación realizada, actuó con la intención de hacer un sacrificio humano como ofrenda al santo pagano San La Muerte”.
“El atacante sabía que Correa era adicto a estupefacientes y vivía en condiciones de vulnerabilidad, lo cual aprovechó para conducirlo mediante engaños a un monte conocido como «nuevo basural» de Amenábar”, detallaron los fiscales. “A partir de un plan previo, el acusado llevó cigarrillos de marihuana, un cuchillo y un recipiente”, agregaron.
En cuanto a la agresión, los representantes del MPA señalaron que “de forma sorpresiva, el investigado le dio un golpe de puño a Correa, lo hizo caer al suelo y le advirtió que iba a ofrendarlo en el marco de su culto”.
Florit y Menéndez destacaron que “inmediatamente después, el acusado utilizó el arma blanca para hacerle cortes a la víctima en distintas partes del cuerpo”. Al respecto, puntualizaron que “mientras agonizaba, le extrajo el corazón y provocó así su fallecimiento en el acto”. Según añadieron, “luego decapitó el cuerpo sin vida y enterró las partes a pocos metros del lugar del homicidio”.
Los fiscales expusieron que “la investigación comenzó como búsqueda de paradero el domingo 4 de octubre de 2020, cuando un hermano de la víctima denunció su desaparición”. Plantearon que “desde entonces, coordinaron tareas agentes policiales –entre ellos, brigadas caninas–, y bomberos de Amenábar, Rufino, Sancti Spiritu, Venado Tuerto y Murphy, quienes realizaron numerosos rastrillajes en zonas rurales y urbanas”.
“A su vez, fueron entrevistadas personas que conocían a la víctima o manifestaban que podían aportar datos a la causa”, sostuvieron Florit y Menéndez. “Por caso, el propietario de una casilla en la que residía el atacante dijo que había visto allí una imagen de yeso de San La Muerte y un recipiente que presuntamente contenía sangre de la víctima”, apuntaron.
“Por otro lado, en esos días el hombre investigado fue privado de su libertad por una causa de violencia de género contra su pareja y les contó detalladamente a otros dos detenidos lo que había hecho, cómo había procedido y adónde había enterrado el cuerpo”, relataron los funcionarios del MPA.
“Tras recibir información sobre la mecánica del ilícito, las fuerzas de seguridad fueron hasta «el nuevo basural»”, afirmaron. En tanto, concluyeron que “las partes del cadáver fueron halladas en bolsas de nylon enterradas en cercanías de un altar armado para venerar al santo pagano del que es devoto el acusado”.