“Si hoy no se daba, por ahí, yo no estaba acá, pero estos chicos confían y creen en lo que les decimos”. Pan para hoy y hambre para mañana. Las declaraciones de Gabriel Heinze tras la gran victoria frente a San Lorenzo develaron una situación probablemente imaginable, pero para nada oficializada. Newell’s supo cuidar el clima interno luego de la derrota en el clásico y en ningún momento trascendió que Heinze dejaría el club si los rojinegros perdían con San Lorenzo, un resultado para nada disparatado por la realidad de uno y otro.
El entrenador reveló un contexto que ahora sí pone sobre la mesa un manojo de posibilidades habilitadas justamente por su declaración.
Una interpretación de los dichos de Gabriel, bien podría determinar que la decisión de cerrar el ciclo en caso de que los resultados no acompañen, sería suya prescindiendo de la voluntad dirigencial. Y tratándose del Gringo seguramente sea así. Ya quedó expresado por el presidente Ignacio Astore que el proceso debe continuar más allá de los números que se cosechen dentro de la cancha.
Pero los clásicos tienen esas cosas. Así como robustecen a unos sin muchos más argumentos que una victoria, ni más ni menos, desmoronan a otros que deben remontar el barrilete sólo con resultados.
Perder un clásico no es reversible con buenas intenciones, sólo con resultados en otros clásicos. A Fernando Gago, por ejemplo, según su decisión, la derrota frente a Independiente le cerró las puertas de Racing, club con el que había conseguido dos estrellas hace menos de un año.
Los clásicos son así: “no se juegan, se ganan”, dijo Carlitos Tevez.
Hay quienes se rebelan a semejante sentencia, pero nadie sale ileso tras la derrota en un partido semejante. Boca está en la final de la Copa Libertadores, pero perdió los dos clásicos con River en el año. La continuidad de Jorge Almirón depende del 4 de noviembre.
Hay mucha gente de Newell’s enojada con el rendimiento y el resultado en el clásico, pero también hay gente enojada con el 3 a 0 a San Lorenzo. Con pocos días de diferencia entre el partido con Central y la visita al Nuevo Gasómetro, Newell’s fue el agua y el aceite.
Perder un clásico no es reversible con buenas intenciones, sólo con resultados en otros clásicos
No todos los partidos son iguales, no todos se juegan de la misma manera, los costos de las derrotas son diferentes, los beneficios de las victorias, exponenciales.
Después de perder con Central, Heinze rinde y rendirá un examen en cada partido. El mismo se puso plazos. Su derrota en el clásico lo zamarreó más que cualquier otro resultado o partido.
Newell’s debe entender que sin clásicos no hay paraíso.