El presidente Mauricio Macri encabezó este martes, junto al jefe de Gabiente, Marcos Peña, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el acto por el Día de la Bandera en el Monumento a la Bandera con un breve discurso –cruzado de chiflidos y también gritos de apoyo–, en el marco de un riguroso operativo de seguridad que incluyó un extenso vallado perimetral. Sin desfile cívico, la celebración comenzó con el izamiento de la bandera cerca de las 9, las palabras de la intendenta Mónica Fein y posteriormente, las del gobernador Miguel Lifschitz. Ninguno de los oradores resultó polémico y las tres voces intentaron mostrase conciliadoras, sin chicanas políticas, al menos directas.
En primer lugar, el presidente hizo una enumeración de las bondades del creador de la enseña patria, Manuel Belgrano, de quien destacó su patriotismo, perseverancia y desarrollismo. Luego, invitó a los argentinos a comprometerse con esos valores. “Tenemos que comprometernos a ser protagonistas, de estar unidos como nos une la bandera no sólo este día o cuando juega la selección sino todos los días, cada vez que tendemos la mano a un vecino, cada vez que respetamos la ley”, dijo.
“Estamos haciendo lo que había que hacer y los primeros resultados comienzan a asomar. El país ha comenzado a crecer y recuperar los puestos de trabajo perdidos y surgen nuevas oportunidades”, continuó y enumeró los pasos dados en materia de gestión nacional: “Iniciamos el plan de infraestructura más importante de la historia con obras que empiezan y terminan en fechas establecidas, recuperamos el crédito para que la gente pueda comprar su primera casa”, agregó. También aseguró: “Bajamos la inflación, va a ser la más baja desde el 2009".
Sin embargo, advirtió: “Soy el primero en saber que todavía falta mucho, que hay gente que no percibe este camino de mejoría pero digo que estos resultados deben renovarnos en la esperanza, comprometernos a trabajar más. Juntos vamos a lograr el país que Belgrano soñó”.
“Estamos construyendo, sigamos por este camino del progreso”, invitó y reiteró su frase usual: “Sí se puede”. Finalmente levantó un poco el tono de voz para cerrar con un “Viva la patria”.
Macri se retiró rápidamente del lugar con destino a la casa de una vecina quien le escribió una carta.
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