“Ya no da para más”. “No podés salir ni a hacer los mandados”. Expresiones de ese tipo se repiten entre los vecinos de barrio Cristalería que este lunes despiden a Edgardo Picatti, el almacenero de barrio Cristalería asesinado el sábado. Picatti atendía encerrado por la inseguridad del barrio; sin embargo, el ladrón logró la puntería suficiente para hacer pasar la bala entre las rejas.
Según contaron vecinos del comerciante a El Tres, el ladrón se acercó a la granjita de Levi al 3100 y pidió por pan. En ese momento estaban Picatti y su esposa, Mari. Cuando el hombre se acercó de regreso a la puerta con el pedido, el delincuente disparó.
Picatti atendía, como muchos otros almaceneros y quiosqueros, detrás de una puerta de rejas y pasaba la mercadería y el vuelto por una pequeña abertura.
“No le abrió porque no lo conocía”, señaló Vanesa, una vecina al programa A Diario (Radio 2).
Fue por esa abertura –siempre de acuerdo al testimonio de los vecinos– por donde el delincuente disparó al comerciante. Aseguran que no se resistió.
“Era una excelente persona”, lo recordaron y se quejaron de la situación del barrio, cada vez más inseguro. “Ya no podés salir ni a hacer los mandados”, lamentó un hombre.
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