El subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan, negó que sea propia la cuenta en Andorra y confió en que pronto "quedará aclarado" que no cometió delito. También cree que en los próximos días podrá demostrar la falsedad de los cargos que se le imputan y que su continuidad en la Casa Rosada está asegurada.
"Mañana [por hoy] voy a presentar un escrito en la Oficina Anticorrupción y en los próximos días vamos a contar con toda la documentación; decidí salir de la sociedad antes de ingresar a la función pública", dijo ayer a La Nación número dos de Fernando de Andreis, acusado de ocultar su participación en Line Action Ltd., empresa radicada en Gran Bretaña dedicada a transferencias de jugadores de fútbol, que contó con US$1,2 millones a su nombre en una cuenta en Andorra. Aquí la entrevista completa.
-¿Era dinero suyo o no?
-No era mío ni gané un centavo con esa plata. Ese monto es el que estuvo depositado en la caja en algún momento, pero lo que no se dijo es que en aquel momento los gastos y las deudas de la sociedad equivalían más o menos al mismo monto. El patrimonio inicial de la sociedad era de 10.000 libras.
-¿Qué rol tenía en la sociedad con Francisco Casal, hoy complicado en distintas causas?
-Mi rol era de búsqueda de esponsoreo deportivo. En las ventas [de jugadores] estaban Casal y el Tano [Nelson] Gutiérrez.
-¿Por qué no la declaró en diciembre de 2013, cuando ingresó al gobierno porteño?
-A principios de 2013, cuando veía que podía ingresar a la función pública, le dije a Paco [Casal]: "Yo salgo". La cesión tardó en materializarse unos meses, y en el medio comencé a ser funcionario. No hubo intención de ocultar nada, no era dinero mío ni había ganado nada con eso.
En su declaración jurada de 2016 ante la OA, a la que accedió LA NACION, Díaz Gilligan declara bienes como un auto Toyota modelo 2012, una chacra en Pueblo Edén -un "paraíso sin luz ni agua" a 45 kilómetros de Punta del Este- y unos US$300.000 de patrimonio en efectivo. "Todo lo hice en la actividad privada antes de ingresar en la actividad pública", se defiende Gilligan, de 44 años, con cuatro en la función pública: estuvo dos años como subsecretario de Turismo del gobierno porteño, también a las órdenes de De Andreis.
En el Gobierno niegan que el entuerto en torno a la cuenta de Andorra, país considerado paraíso fiscal hasta el mes pasado, genere "conflictos internos" o que preocupe en demasía al presidente Mauricio Macri. Gilligan agradece el apoyo de Marcos Peña, quien lo consideró una "muy buena persona y gran funcionario", de muchos ministros -a quienes prefiere no mencionar- y se expresa en términos parecidos.
-En la CC-ARI y en la UCR lo criticaron, incluso el diputado Mario Negri pidió que diera un paso al costado...
-Es la opinión de algunos dirigentes. Y se trata de temas anteriores a la gestión pública. Más allá de que a veces se busca confundir y que parezca todo lo mismo, no hay fondos involucrados. La gente entiende la diferencia.
-¿Puede llegar a salir del Gobierno por todo esto?
-No creo que haya datos que ameriten esa salida. De todos modos, yo ya me preparé mentalmente para ir a la Justicia a declarar, así como iré a la OA a presentar balances, actas de constitución y mi salida de la sociedad. Estoy a disposición para contestar todo.
Antes de volver a enfocarse en la presentación que hoy hará en la oficina céntrica que ocupa la titular de la OA, Laura Alonso, Díaz Gilligan vuelve a mostrarse sorprendido por la repercusión que tuvo su caso, publicado originalmente por el diario El País, de España. "Hay muchísimos funcionarios más importantes que yo", dice, y se reprocha "haber respondido" a ese medio mientras estaba de vacaciones con su familia.
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