Desde muy temprano en la mañana de este lunes, un grupo de carreros se ató con cadenas a las puertas del Concejo Municipal, en 1º de Mayo y Mendoza, para reclamar a los ediles respuestas a sus reclamos de continuidad laboral, a partir de la entrada en vigencia de la ordenanza que prohibe la tracción a sangre. Lo mismo habían hecho la semana pasada.

Los trabajadores informales quieren que los reciban para analizar, junto a los concejales de la ciudad, la situación de las familias que no pueden seguir utilizando sus carros tirados por caballos para realizar sus habituales tareas de recolección de cartones y otros elementos.

En diálogo con el periodista Gustavo Poles (Radio 2), Miriam, una de las vecinas encadenadas, explicó que el martes pasado estuvieron en el Concejo y les prometieron diálogo. Lo mismo pasó el sábado y hoy volvieron, pero nadie salió a hablar con ellos.

Los recolectores de los barrios más necesitados de Rosario: La Lagunita, Cabín 9, San Martín Sur, Las Cañitas, Santa Lucía, entre otros, reclaman algún canal de diálogo ante la imposibilidad de continuar con su tarea, decidieron quemar basura frente al Concejo, en señal de protesta.

“Queremos seguir trabajando con el carro y el caballo, pero si ellos nos quieren ayudar para ver otra forma de seguir trabajando, lo hacemos. No queremos ser mantenidos. Queremos trabajar. Lo único que sé hacer es juntar la basura”, dijo Miriam y explicó que esa actividad informal hoy le permite juntar alrededor de 100 pesos diarios, y que si bien eso no es mucho, también es una forma de llevar comida a su casa.

“Llevamos pan, verdura, carne. Sacamos lo feo y comemos lo otro. También llevamos ropa que nos da la gente. Hoy estamos viviendo gracias a esto y si nos sacan el carro, de qué vamos a vivir”, se preguntó la mujer y anunció que no se irán otra vez con las manos vacías.