Un escalofriante e inesperado testimonio sacudió la jornada “Trata Infantil: ¿Qué hay detrás de la desaparición de niños?”, que se realizó en el Senado de la Nación el lunes 5 de agosto, en el marco del Día Mundial sobre Trata de Personas.

Entre las presentaciones de funcionarios, expertos y académicos, un hombre que estaba entre el público y que se identificó como Roberto Mazzoni denunció haber sido “víctima de una red de trata” en la que implicó a poderosos empresarios y denunció la complicidad e inacción del juez Ariel Lijo.

Por el infierno que viví he tomado la decisión de denunciar con lo que eso cuesta emocionalmente, a la que para mí es la red de trata más grande de la República Argentina. Los imputados son Alejandro Roemmers, dueño del laboratorio Roemmers; el señor Matías Barreiro, directivo del club River Plate y dueño del Sanatorio Colegiales, y después una serie de dirigentes más”.

Mazzoni aseguró tener “demostrado” la forma de captación, las comisiones e incluso las preferencias de los miembros de la red. “Los prefieren blanquitos, chiquitos, lampiños”, dijo.

Y denunció que el juez Lijo, en Comodoro Py, cajoneó la causa y hasta el día de hoy no llamó a ninguno de los testigos. “Me humilló, me trató mal y me hizo pasar los peores momentos; el mismo infierno que yo venía a denunciar”, sostuvo. Según Mazzoni, incluso, la secretaria del juzgado, Paola Cohen, le dijo que Roemmers se había presentado en la causa con un DNI falso.

Yo veo esto con impotencia porque ya no sé dónde acudir, estás hablando de la gente más poderosa del país”, cerró.