Milca Velázquez, una enfermera argentina que vive en Bélgica, viajó a la frontera ucraniana para ayudar a refugiados y pudo rescatar a dos madres con sus respectivas hijas adolescentes. El duro testimonio lo contó entre lágrimas en Dos Horas Pico por Radio 2.
Milca viajó con su esposo, Jorge, ayudó y reconoció que la barrera del idioma complicó bastante las cosas: "Me fui cuando explotó esto de la guerra. No pasamos la frontera porque no usé permiso. Llegamos a un refugio donde entraron 10 mil personas y ahí pudimos dar las donaciones que llevamos con nuestra camioneta. Luego la gente me mandó donaciones a mi cuenta bancaria y con eso compré cosas que necesitaban", empezó relatando.
Luego, fue corriendo hasta el lugar que le habían indicado por teléfono y cuando llegó dos mamás con sus respectivas dos hijas de 14 años.
Milca les mostró fotos de su casa, las llevó a la camioneta para que vean cómo sería el viaje y les explicó que la educación en Bélgica es completamente gratuita.
"Hospedé una familia de siete miembros y estoy muy agotada. La cabeza no te da mas. Imaginate si estoy mal yo, por todas las cosas que he vivido, no me quiero imaginar lo duro que es para ellos", quebró en llanto Milca.
"Yo lo vivo en casa con esta familia con la nena de 11 años llorando con su mamá con el bebé en brazo. Yo me encuentro con ese cuadro cuando vengo de trabajar. Tampoco puedo preguntar qué pasa porque utilizamos una aplicación para comunicarnos. Ahí le preguntó y la nena me dijo que quería estar en su casa y quería estar en Ucrania", dijo llorando.
Milca siempre quiso irse de la Argentina, en el 2001, empezó a transmitir los papeles y no quería casarse ni tener hijos. “Cuando me enamoré todo se derrumbó y llegué a Bélgica. Empecé acá y cuando vino el covid, pensé que todo terminaba. Pero luego llegó la guerra y nada, es mucho para mi”, relató la enfermera.
Además, contó que mucho nenes y nenas llegan con vómitos, con mucha hambre y algunos con el apetito cerrado.
Milca, tiene una cuenta de Youtube (Milquita Velázquez) donde muestra lo que los medios no pueden. En consecuencia de la guerra, los ciudadanos tienen miedo de pedir asistencia médica y subir publicaciones de su situación a Facebook.