La historia de Vitória Bueno, que nació sin brazos y desde chica supo que su futuro estaba en la danza, se conoció por su gran fortaleza en la disciplina. Su sueño era ser bailarina profesional y, por eso, con sólo cinco años le pidió a su madre que la anotara en clases de ballet. Ahora, con 16, demuestra que con perseverancia todo se puede e inspira a sus seguidores en las redes sociales.
La joven reside en la pequeña localidad rural de Santa Rita Do Sapucai, en Brasil. La gente de su pueblo natal siempre la consideró una “curiosidad” y hasta solía hacer cola fuera de su casa para verla. Algunos hasta cruzaban los límites de lo ético y le levantaban las mangas de su ropa para mirar su cuerpo.
Después de tomar clases de ballet clásico, se anotó para aprender jazz y tap. Ahora, forma parte del elenco de la academia de ballet de su localidad, en el estado de Minas Gerais.
“Para mí, los brazos son solo un detalle. Los sigo con los ojos, como si estuvieran allí”, asegura la joven en el teatro en el que actúa. “No siento que los necesite en absoluto”, afirma la adolescente.
Su fisioterapeuta fue quien le recomendó a Vitória hacer ballet. Él sabía que la fuerza y la flexibilidad que se logra con la práctica de esta disciplina la podían ayudar en su vida cotidiana. Gracias a eso, hace todo con sus pies, sin asistencia, desde cepillarse los dientes hasta ir a comprar al supermercado o maquillarse.
“ Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, malentendidos y períodos de crisis. Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y convertirse en autor de nuestra propia historia”, escribe en su Instagram mientras muestra cómo se maquilla sin ayuda.
“Hay cosas que ella puede hacer con sus pies que yo no puedo hacer ni con mis manos”, reconoce José Carlos Perreira, su padrastro. Cuando Vitória era muy pequeña, Wanda, su madre, dudaba en anotarla en las clases de ballet por miedo a que no encajara o a que la trataran mal, pero ahora se alegra de haber escuchado el deseo de su hija.