El viernes 30 de agosto los profesionales de la salud mental que atendían y acompañaban a Juan Zárate, de 19 años, con retraso madurativo, recibieron una noticia tremenda: el joven simpático e inquieto estaba muerto. ¿Qué pasó esa noche en la Clínica Avenida?, es la pregunta que se hacen y que intentan responder en una investigación que ya está en manos de la Justicia. 

Por lo pronto, el Ministerio Público de la Acusación ordenó la exhumación del cuerpo este martes y la posterior autopsia en el Instituto Médico Legal. El informe oficial del MPA indica que el cadáver del chico no presentaba lesiones. Pero se aguardan los exámenes de tóxicos en sangre y anatomopatológicos, que llevarán un tiempo. 

Familiares y allegados de Juan contaron a Rosario3 que su historia de terror comenzó a temprana edad cuando él y sus hermanitos fueron abusados por un familiar. Separados entre ellos, tuvieron que empezar una nueva vida. Por su diagnóstico, al cumplir la mayoría de edad, dejó de estar a cargo de la secretaría de la Niñez de Santa Fe y quedó en manos del Área de salud de la Municipalidad, quienes estaban en búsqueda de una familia para Juan.

En el mientras tanto, según confiaron allegados al chico, pasó por diferentes instituciones y hogares, entre ellos, una clínica privada donde, según aportó uno de los psicólogos a cargo, pasó muchos de sus días atado de manos.

Allí su integridad sexual volvió a ser vulnerada. Según explicaron los AT que crearon la cuenta Justicia x Juan Gabriel en Instagram, el abusador continúa en la clínica donde otros pacientes han confesado que se acuestan a dormir y se despiertan sin ropa. La denuncia está realizada y esperan que la Justicia actúe. 

El siguiente lugar que el joven - que entendía perfectamente todo lo que ocurría - conoció como hogar fue el Hospital Alberdi, donde le hicieron un lugar en un pabellón con doce camas. A su lado, un hombre baleado, enfrente un adulto mayor que gritaba todo el día y toda la noche. “No tenía nada que hacer viviendo ahí”, indicó el último profesional de su equipo interdisciplinario que lo vio con vida. 

Por tercera vez, Juan fue trasladado. El nuevo destino resultó ser la Clínica Avenida donde finalmente, falleció. Según relataron los profesionales, el jueves a la noche el “gordo hermoso” -así lo llamaban cariñosamente- estaba sobremedicado -una situación que se repetía a menudo en casi todos los espacios que habitó-, incluso recordaron que se caía de la cama, y que él mismo repetía que debía “portarse bien porque sino pichicata”. 

El último encuentro de Juan fue con Mateo, uno de sus AT, quien estuvo un rato largo intentando despertarlo de lo “drogado” que estaba. “Medio sonámbulo se levantó y cenó”, dijo el profesional de la salud mental quien acompañó a la familia a denunciar lo ocurrido. Se despidieron. Antes de abandonar la clínica, le preguntó a una de las enfermeras si le habían cambiado la medicación a su paciente, pero la respuesta fue no. A las pocas horas Juan murió. Nadie sabe quién firmó el certificado de defunción donde dice muerte súbita, y la familia y los AT de Juan sostienen que se trató de un exceso de medicación. 

“Se estima que murió a las 6 de la mañana y recién a las 21 lo trasladaron al Instituto Médico Legal. Desde la Clínica Avenida dijeron que no hacía falta autopsia y a la familia le informaron de la muerte de Juan por portero electrónico detrás de una reja de seguridad, nadie salió a decirle en la cara a esa madre lo que había pasado”, denunciaron y agregaron: “Tampoco dejaron que vean el cuerpo, le dieron un cajón cerrado”. 

Tras dos denuncias realizadas, este lunes hicieron exhumación del cuerpo de Juan para la autopsia pertinente. “Él no tenía ningún problema de salud. Era un paciente alegre, que siempre quería jugar o tomar mates. Juan molestaba, lo querían dormido”, indicaron y agregaron: “No hay cuerpo ni corazón que aguante tanta sobremedicación”.

El equipo de profesionales señaló que la historia de Juan se repite a menudo en pacientes que son pobres y no tienen contención familiar. 


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El informe de Fiscalía

Desde el MPA destacaron que la denuncia del acompañante terapéutico y de la hermana de la víctima fue luego del entierro. Se realizó la exhumación y se llevó a cabo la autopsia para determinar si había alguna anomalía, quedando a la espera del informe final.

En principio, el médico policial manifestó que el cuerpo no tenía lesiones y el certificado de fallecimiento fue por muerte natural. También se hizo pericia multisile al cuerpo (escaneo) y no se hallaron lesiones.

La fiscal Valeria Piazza Iglesias, de la Unidad de Siniestralidad Vial y Delitos Culposos, aguardará el informe de la autopsia. Además, se preservó material para realizar cuantificacion de tóxicos en sangre conjuntamente con exámenes anatomopatologicos. Advirtieron que los resultados de esos exámenes van a tardar un tiempo.

Por último, se tomó declaraciones a familiares y ayudante terapéutico que aportaron datos del fallecido