El ser humano es un conductor de la electricidad por naturaleza y algunas personas son capaces de transmitir electricidad con sus propios cuerpos. La ciencia encontró esto como explicación para el fenómeno que ocurre cuando una persona toca a otra y una de ellas siente una pequeña descarga eléctrica.
En cada cuerpo las cargas de protones y electrones debe encontrarse en constante equilibrio, cuando uno de ellos pierde carga y tocamos un cuerpo que es el conductor ocurre dicha descarga y nos deja una rara sensación.
Esa sensación de electricidad se produce porque estos protones y electrones poseen carga positiva y negativa, por lo que cuando la materia entra en contacto, uno de los cuerpos pierde electrones obteniendo así carga negativa.
Es decir, el intercambio de cargas negativas y/o positivas entre dos personas electrizadas al tocarse sin que exista otro medio para que puedan liberarse los electrones que sobren. Estos buscan la tierra para poder descargarse, pero al no haber una conexión directa buscan otro cuerpo para llegar al suelo. Los zapatos de piel son un material conductor que actúan como pararrayos y cuando algún objeto este electrizado puede tocarlo para descargarse y volver a su estado neutro.
A este toque eléctrico se le conoce como plasma, de la misma materia que los rayos. Un fluido de electrones de cargas positivas o negativas que llegan a formar una película sobre la piel cuando se electriza. Y aunque lo lo crean, esto pasa más seguido de lo que parece.