En medio de la pandemia, se siguen conociendo historias de los profesionales de la salud que dejan todo por brindar sus servicios a quienes lo necesitan. Y tal es el caso de Leticia Ortiz, una enfermera que trabaja en el hospital Rawson en la ciudad de Córdoba, donde atienden apacientes infectados con covid-19.
Leticia es oriunda de la localidad de Alta Gracia, a casi 40 kilómetros de la capital cordobesa, y debido a la falta de un servicio de transporte interurbano debe utilizar sus propios recursos para cumplir con su deber.
"Para ir a trabajar voy con algún familiar: mi papá, mi hermano o mi hermana me llevan en el auto con la bici. Después yo me vuelvo a casa en la bici", contó en una entrevista radial la enfermera que realiza 40 kilómetros desde el hospital hasta su hogar. "Tardo dos horas, dos horas y media. Depende del viento y del clima", detalló.
Leticia contó que anteriormente vivía en la ciudad de Córdoba, pero se vió obligada a mudarse a Alta Gracia para cuidar a sus hijas. Hoy se enfrenta a las demandas de la pandemia con esfuerzo y conviccón. "Tuve que hacerlo para poder seguir cumpliendo con mi trabajo", explicó.
Según contó, realiza el trayecto "tres o cuatro veces por semana" dependiendo de cómo le toquen los francos. Y la cuestión afectiva no queda de lado: "Yo necesito volver a mi casa, estar con mis hijas. Es un conjunto de cosas: cumplir con lo que uno eligió ser y también cumplir con la familia y con lo que uno necesita. Más allá de que estemos en la primera línea de batalla y seamos profesionales, somos seres humanos y necesitamos también el cariño de la familia", finalizó.