La torre Eiffel reabrió el viernes al mediodía después de ocho meses y medio sin visitantes debido a la pandemia de covid-19, su cierre más largo de la posguerra, con una afluencia limitada a 50% en sus ascensores y un pase sanitario obligatorio.
Los ascensores de la "Dama de Hierro" elevaron de nuevo a los turistas a su cumbre de 300 metros para contemplar las majestuosas vistas de la capital francesa.
"Es un regalo estar aquí. Nos encanta París", contó Ila, quien viajó desde Hamburgo, Alemania, y esperó más de dos horas con su hija Helena para ser una de las primeras en subir a la cima de la emblemática construcción.
Más de 70.000 entradas ya se han vendido en línea hasta finales de agosto, la mitad a una clientela francesa, mientras que los extranjeros representan normalmente 80% de los visitantes.
"El turismo está regresando a París y podemos volver a compartir la felicidad con visitantes de todo el mundo", indicó Jean François Martins, director de la sociedad que gestiona la Torre Eiffel.
El célebre monumento parisino, cuya empresa operadora fue recapitalizada en 60 millones de euros (unos 70,7 millones de dólares) para enfrentar un déficit de unos 120 millones de euros (unos 141,5 millones de dólares) acumulado durante los dos años de crisis, podrá acoger hasta 13.000 personas al día.
A partir del miércoles de la próxima semana, los visitantes deberán mostrar un comprobante de vacunación o una prueba negativa de coronavirus, de acuerdo con los requisitos impuestos recientemente por el gobierno francés, ante el repunte de los casos de contagios de covid-19.
"Obviamente es una complicación operativa adicional, pero es manejable", comentó a la AFP Jean Francois Martins. Entre las incertidumbres sanitarias y meteorológicas, "vamos a vender muchas entradas el mismo día", predijo Jean Francois Martins, que apuesta por "una buena mitad" de tickets vendidos en el lugar.
En este período difícil, la obra maestra de Gustave Eiffel, que recibió hasta 7 millones de visitantes en 2014 y otros 6,2 millones en 2019, debe hacer frente también al desafío logístico de la pintura de la estructura que le imponen sus 132 años de existencia.
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