¿Tienen derecho las personas más longevas de una sociedad a decidir poner fin a su vida en el momento en el que así lo deseen? Esta es la cuestión que se acaba de plantear en Holanda después de que el Ejecutivo haya encargado un controvertido estudio sobre la eutanasia para personas mayores “cansadas” de vivir. Según la investigación, más de 10.000 holandeses mayores de 55 años querrían poder recurrir a esta opción cuando hayan “completado su vida”, aunque no estén gravemente enfermos.
En total, el comité de investigación entrevistó a más de 21.000 personas que se encuentran en esta franja de edad, 1.600 médicos de cabecera y analizó unas 200 solicitudes de eutanasia ejecutadas y rechazadas en estos últimos meses. Desde el 2002 la intervención voluntaria de la vida es legal en Holanda, si bien son imprescindibles dos requisitos: sufrir una enfermedad incurable y estar luchando contra un dolor insoportable y diario, por lo que quedarían excluidos los achaques habituales de la vejez.
La propuesta recuerda a la que planteó hace cuarenta años Huib Drion, un juez del Tribunal Supremo holandés, profesor de derecho, ensayista y académico, que pidió que el Estado debería poner a disposición de los ciudadanos que han cumplido los 70 años una píldora venenosa para que pudieran decidir en qué momento quieren acabar de vivir.
Según el estudio encargado por el Gobierno holandés, un tercio de las personas que aseguran que desean morir pedirían ayuda médica para suicidarse, mientras que dos tercios prefieren morir en casa si se les proporcionan las sustancias necesarias cuando tengan “una acumulación de quejas por la edad” y un “sufrimiento insoportable y sin esperanza”.
No obstante, los investigadores advierten que el deseo de poner fin a la vida puede disminuir e, incluso, desaparecer si la situación física y financiera de la persona mejora, o si bien deja de sentirse sola o dependiente. De hecho, una de las características de las personas que en el estudio explicitan su deseo de morir es que sufren quejas físicas y mentales, luchan contra la soledad o lidian con problemas financieros y familiares.
La controversia que ha generado este debate en Holanda es tal que el Gobierno de coalición se muestra dividido en esta cuestión: mientras los progresistas (D66) se posicionan a favor de ampliar a estos supuestos la eutanasia legal, el partido liberal (VVD) tiene dudas y Llamada Democristiana (CDA) y los conservadores de Unión Cristiana (CU) están en contra.
A pesar de ello, los cuatro socios de Gobierno aprobaron llevar a cabo el estudio con el compromiso de no presentar una propuesta ley hasta que se hiciesen públicos los resultados. Par el grupo progresista, la investigación “ofrece suficientes puntos de partida”, por lo que ha anunciado que presentará “pronto” en el Parlamento el proyecto de ley.
Sin embargo, hay dudas de que consigan arrancar una mayoría suficiente para dar luz verde al cambio normativo durante esta legislatura, a la que le queda solo un año. “La investigación estudia a un grupo más amplio (de más de 55 años) que el objetivo de nuestro proyecto de ley (más de 75). Se trata de dar la opción de poder morir con dignidad en la vejez, cuando uno considere que su propia vida está completa. La gente quiere garantías de futuro”, aseguró la diputada progresista Pia Dijkstra.
Por su parte, el ministro de Sanidad, Hugo de Jonge, considera que el grupo estudiado es “diverso”, que “no hay una solución única para todos” y que, por lo tanto, la regulación legal de la eutanasia en estos supuestos “no es la respuesta”. En este sentido, el funcionario, del partido democristiano, argumenta que la sociedad holandesa debería hacer todo lo que esté en su mano “para garantizar que estas personas recuperen las ganas y el sentido de la vida”. A pesar de ello, admite que este informe “en todos sus tonos grises” proporciona una buena base para un diálogo sobre la fase final de la vida en los Países Bajos.