En Montevideo y otras ciudades uruguayas se abre la canilla y el agua está salada. Ocurre desde principios de mayo a causa de la sequía que genera problemas de abastecimiento desde los últimos días de 2022 y obligó a transportar el líquido de otros afluentes. En el país vecino viven un drama: el exceso de sodio hace que no puedan usar el agua de la canilla y deban comprar mineral, pero sostienen que hay faltante por el aumento de la demanda y, además, excluye a la población de menos recursos.
El testimonio de los habitantes de Uruguay, reflejado en distintos medios, da cuenta de la gravedad de la situación. Hasta un hábito tan simple y arraigado a la cultura popular como tomar mate se convirtió en una odisea y una encrucijada: cebar con agua salada o usar los bidones de mineral, si se consigue –en algunos comercios la venta se restringe a tres por persona, según detallaron medios uruguayos– y se cuenta con el dinero para afrontar ese gasto.
Por la escasez de agua dulce en el río Santa Lucía y sus cuencas, la empresa estatal Obras Sanitarias del Estado (OSE) comenzó a transportar una parte de una fuente más cercana al Río de la Plata, que recibe sal del océano. Este cambio explica las razones del exceso de sodio y otros minerales en el líquido de la canilla.
En 2004, Uruguay incorporó a su carta magna un artículo que establece que el agua es un recurso natural esencial para la vida. Esta reforma constitucional, votada por el 64 por ciento de los ciudadanos, convirtió al país en el primero del mundo en declarar el acceso al agua como derecho humano.
Casi veinte años después, la zona donde habita el 60 por ciento de la población del país podría quedarse sin agua dulce a fines de junio, según la estimación de Obras Sanitarias del Estado (OSE), reflejó esta semana una crónica de la periodista Silvina Friera en Página/12 desde Montevideo.
El agua de OSE proviene de fuentes superficiales del río Santa Lucía y la represa de Paso Severino, la principal reserva de agua dulce. La explicación oficial es que el caudal del río ha disminuido como consecuencia de la sequía que afecta a la región desde hace tres años. De los 67 millones de metros cúbicos de agua que puede albergar, actualmente tiene 3,7 millones, según informó OSE.
El gobierno de Luis Lacalle Pou tomó recursos hídricos del Río de la Plata, más salinizado por las corrientes del océano que recibe. OSE solicitó al Ministerio de Salud Pública que permitiera aumentar los niveles de sodio y de cloro, que pasaron de 200 a 440 miligramos y 700 miligramos por litro respectivamente. La OMS recomienda que el umbral de sodio sea un máximo de 200 mg, pero en Uruguay se duplicó.
De hecho, el Ministerio de Salud Pública (MSP) recomendó en mayo “a las personas con hipertensión o enfermedades renales”, y a aquellas “que tienen recomendación médica de una dieta restringida en sal”, que extremen los controles de presión arterial, no descuiden sus controles médicos y, “en caso de ser posible”, consuman agua embotellada.
Ignacio Lorenzo, jerarca de Desarrollo Ambiental de la Intendencia de Montevideo, aseguró que el sodio y cloruro que hoy se agrega al agua elimina su condición de potable. “Esto compromete a determinados sectores de la población con riesgo de salud”, afirmó a Télam.
Bidones y lluvia
"Lo del agua salió en mayo en las noticias, pero mucho antes dejamos de usar la de la canilla para hacer el café. Pero cada vez se fue sintiendo más salada. No podés servir un café salado. Ahora tenemos un montón de botellas de litro acá acumuladas porque la gente particular empezó a comprar los bidones de 6 litros", contó a Clarín la encargada de una cafetería gourmet sobre la calle 21 de Septiembre.
Según distintos informes, el consumo de agua embotellada casi se ha triplicado debido a la recomendación médica de no consumir agua del servicio público a hipertensos, enfermos renales, menores de seis meses, entre otros, y por el rechazo que genera el agua salada en parte de la población (según sondeos de opinión solo 30% no está comprando agua).
Según un informe de Scanntech Uruguay, las familias uruguayas le asignan 30% más de presupuesto a la compra de agua embotellada. La venta -en relación al año anterior- aumentó 224%, de acuerdo al reporte.
El principio o una parte de la solución está en la posibilidad de lluvias durante los próximos meses que vuelvan a nutrir la cuenca del Santa Lucía. Según el boletín “Tendencias Climáticas” que publicó el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), en mayo, junio y julio las precipitaciones volverán al promedio histórico en la mayoría del país.
El presidente de OSE, Raúl Montero, señaló en mayo, según publicó el sitio web del diario El Observador, que la situación del déficit hídrico “está muy difícil”, pero que prevén que podrán “resistir mayo en el área metropolitana gracias a las reservas de agua en Paso Severino.