Con la foto de una mujer levantando un cartel que simula ser el chat de Whatsapp de alguien donde puede leerse las frases "Avisame cuando llegues" y "Amiga, ¿llegaste?", comienza la publicación que realizó este viernes la cuenta de Instagram Cuestionatee. La secuencia de imágenes se vuelve escalofriante porque pueden leerse las conversaciones que tuvieron las víctimas minutos antes de ser abusadas y asesinadas en manos de uno o muchos hombres. Enseguida comenzó a viralizarse.

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En Argentina matan a una mujer cada 29 horas. No es un dato al azar; están contabilizadas por quienes padecen en carne propia el miedo y la angustia de perder a diario a una más. Desde el comienzo de este año, según datos aportados por el "Observatorio Lucía Peréz" - jóven asesinada en 2018 en Mar del Plata - son 60 las víctimas de femicidios, 39 niños se quedaron sin su mamá y se realizaron en el país un total de 94 manifestaciones reclamando justicia.

¿Cómo frenar tanta violencia? 

Desde distintas organizaciones políticas y feministas entienden que la única forma de reducir y erradicar una problemática que lejos de disminuirse, avanza y se profundiza, es mediante la Emergencia Nacional en Violencia de Género. Sostienen que es el Estado quien debería garantizar herramientas y recursos económicos y humanos para que el sistema judicial comience a funcionar antes del femicidio.

Lo confirman las estadísticas: de las víctimas, el 70% fue asesinada por su pareja o ex pareja, como el caso de Úrsula y también en el de Guadalupe (los últimos casos más resonantes), y el 16% de estas mujeres habían denunciado a los agresores, mientras que solo el 8% contaba con alguna medida judicial.

El 13 de febrero, el presidente Alberto Fernández anunció la creación del Consejo Federal para el Abordaje de Femicidios, Travesticidios y Transfemicidios y ratificó la "convicción" del Gobierno de "dar respuesta ante los hechos de violencia extrema" en contra de las mujeres y el colectivo LGBTI ante los alarmantes números de casos de violencia de género. Pero las medidas de la Justicia no alcanzan.

El 144, línea gratuita para denunciar hechos de violencia, no da a basto, los botones de pánico llegan a destiempo, las denuncias se acumulan en un escritorio y la perimetral es infringida. Las víctimas se encuentran desprotegidas y son las mismas agrupaciones o redes de mujeres que se ayudan unas a otras pero no es suficiente. 

Con carteles, lágrimas y muchas veces marcas que la violencia diaria deja en cada mujer, salen a las calles una y otra vez para pedir que el Estado las escuche y la Emergencia en violencia de género deje de ser promesa para convertirse en respuesta urgente.