El volcán de Cumbre Vieja de la isla española de La Palma (en el Archipiélago de las Canarias, en el Atlántico), que lleva una semana de erupción, se estabilizó este domingo y las últimas personas desalojadas pueden volver a sus casas.
Así lo acordó el comité director del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca), tras constatar que los indicadores que el viernes hicieron prever "un escenario" peligroso para tres núcleos de población próximos al volcán (con unas 160 personas), quedan descartados.
Esos indicadores más estables son el tremor sísmico, las señales sísmicas y las deformaciones del terreno, según informó hoy la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, María José Blanco.
Este domingo se cumple una semana desde que el volcán de Cumbre Vieja, ubicado en un parque natural en la isla canaria de La Palma, comenzó a expulsar lava y los vecinos de la isla son testigos de la lluvia de ceniza y las grandes explosiones que este fenómeno natural provoca.
Desde entonces se han abierto hasta cuatro bocas, que desembocaron en dos grandes coladas de lava que se extienden por el sur de la isla, aunque aún no ha llegado al mar, y que provocaron la evacuación de casi 6.000 personas, además de unas 500 edificaciones afectadas, de las que 450 se dan por destruidas, además de inutilizar numerosas carreteras.
La lava cubrió unas 210 hectáreas de terreno, pero el área que cubren las cenizas se extiende por 1.314 hectáreas, según las últimas mediciones del sistema de satélites de observación terrestre europeo, Copernicus.
Aunque más estabilizado, el volcán de La Palma sigue generando explosiones siete días después de que comenzara la erupción.
Por ello las autoridades advirtieron a las personas que viven en un radio de cinco kilómetros que se mantengan alejadas de las ventanas por si pudiera producirse alguna rotura de cristales, y la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias tiene previsto mantener cerrado este lunes algún centro educativo adicional en los municipios más próximos.
En las últimas horas hubo una mayor llegada de cenizas a municipios alejados del centro eruptivo, debido a los vientos que soplan desde el suroeste en alturas superiores a los 1.400 metros, cuando la nube de gases del volcán sube hasta los 4.000 metros.
A pesar de que el volcán emite 25.000 toneladas diarias de dióxido de azufre, la calidad del aire para la población en toda la isla es buena y no hay ningún riesgo.
La única recomendación es que quienes manejen cenizas, por ejemplo, al limpiar azoteas y tejados, lleven mascarilla, gafas protectoras, guantes y ropa que cubra toda la piel, para prevenir afecciones bronquiales u oculares.
En cuanto a las emisiones de lava, que alcanza una temperatura de 1.237 grados centígrados, hay dos centros emisores principales, uno en la parte baja del cono, cuya colada es más fluida y avanza hacia el norte por encima de la primera colada surgida el 19 de septiembre, y otra que se dirige al sur a unos 30 metros por hora y que ha afectado a nuevas zonas, sobre todo eriales y pastos.
Las autoridades insisten, para tranquilidad de familiares y amigos de los palmeros, sobre todo los que están fuera de España, en que más allá de los problemas que genera el volcán en las zonas cercanas, la vida en La Palma se desarrolla con normalidad y es completamente segura.
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