Un conocido empresario de Santa Fe, de 71 años, fue condenado hoy a la pena de 15 años de prisión domiciliaria por el abuso sexual gravemente ultrajante en perjuicio de una niña de 11 años, a quien sometió en un hotel del centro de esa ciudad junto a una mujer brasileña, informó hoy el Ministerio Público de la Acusación.
El condenado es Alberto Héctor Dolinsky, empresario del rubro maderero, que fue juzgado por el tribunal compuesto por los jueces Sergio Carraro, Rosana Carrara y Rodolfo Mingarini, quienes le concedieron que cumpla la pena en su casa.
Los fiscales de la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas) anticiparon que apelarán para que "el condenado cumpla la pena en un establecimiento carcelario”.
En ese sentido, el fiscal Matías Broggi dijo que la defensa "no acreditó los extremos mínimos necesarios para que se disponga la modalidad domiciliaria de ejecución de la pena”, por lo que aguardarán "los fundamentos de los jueces para analizar los motivos por los que resolvieron esta modalidad, y luego apelaremos”.
Dolinsky fue condenado como autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado (por ser cometido por dos personas), en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores agravada (por ser la víctima menor)
Broggi dijo que el juicio "fue un proceso muy tedioso y largo”, debido a "distintos recursos que presentó la defensa, que apuntaban a revisar todas y cada una de las decisiones de los magistrados de primera instancia”.
En tanto, la fiscal Alejandra Del Río Ayala, que investigó los delitos, reseñó que "fueron cometidos el jueves 2 de enero de 2014 en las instalaciones de un hotel céntrico de la ciudad de Santa Fe en el que vive Dolinsky”.
“De acuerdo a las evidencias recolectadas y al relato de la menor en Cámara Gesell, el condenado y una mujer oriunda de Brasil tuvieron relaciones sexuales frente a ella, en la pileta del hotel. Mientras tanto, la niña fue obligada a tomar whisky”, agregó la fiscal.
Y añadió que “minutos después, en el baño de la habitación en la que vive el condenado, cometió los delitos contra la integridad sexual de la niña”.
Del Río Ayala subrayó que “por la modalidad y circunstancias de realización de los ilícitos, produjeron denigración, humillación y gran sometimiento en la víctima”.
El acusado formaba parte del círculo más íntimo de confianza del padre de la víctima y había asumido junto a la mujer brasileña un deber de cuidado en relación a la niña.
La investigación de la fiscal Del Río Ayala incluyó a la mujer de nacionalidad brasilera, que también estaba al cuidado de la niña y que fue citada a audiencia imputativa a principios de 2018, y dijo sobre ello que "esta mujer pidió una prórroga, pero cumplido este plazo y al no presentarse ante la justicia, se declaró su rebeldía y se pidió su captura internacional”.