Un estudio sobre megafauna de investigadores del Conicet aportó evidencia sobre la influencia de los humanos, a través de la presión de la caza, en la extinción de los grandes mamíferos que habitaron Sudamérica en el Pleistoceno tardío, informó el organismo investigador.
El trabajo plantea que los cráneos de gliptodontes dañados que se hallaron en yacimientos del Pleistoceno tardío del noroeste de Venezuela podrían ser las primeras evidencias de una técnica de cacería del norte del subcontinente no reportada previamente.
El artículo, publicado en el Swiss Journal of Palaeontology, que realizaron un grupo de paleontólogos y antropólogos de Argentina, Venezuela, Suiza, Uruguay y el Reino Unido. Este estudio es el resultado de distintas campañas que se realizaron en las últimas décadas.
Sobre Gliptodontes
Para este trabajo, los investigadores se centraron en varios ejemplares de gliptodontes hallados en dos sitios de Venezuela, Taima-Taima y Muaco, con edades que oscilan entre los 19 mil y 15 mil años.
Si bien ya se han publicado casos de interacción entre humanos y megafauna en algunos sectores de América del Sur, este análisis evidencia por primera vez posibles cacerías de gliptodontes durante el Pleistoceno tardío, con una técnica específica y en un área determinada del cuerpo, destacó el Conicet.
«Estos datos refuerzan la hipótesis que sugiere que la presión que ejercieron los seres humanos por la de la caza desestabilizó la estructura de la megafauna en períodos vulnerables y pudo haber sido un factor que influyó en la extinción de estos animales», señala Alfredo Carlini, primer autor del artículo e investigador del Conicet en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de la Plata (FCNyM, UNLP).
La cacería de estos enormes mamíferos podría haber sido planificada en lugares donde los animales eran más vulnerables.
Particularidades del estudio sobre megafauna
A partir del estudio morfológico y de las imágenes generadas por tomografías computadas, los paleontólogos advirtieron un patrón de rotura de los huesos del cráneo que, según interpretan, se pudieron producir por golpes intencionales y directos ocasionados por humanos.
«Muchos de estos restos se hallaron en un área geográfica limitada que, por las características topográficas, los animales habrían frecuentado para tomar agua. Esa circunstancias los humanos los alcanzaban desprevenidos y los cazarban», explica Alfredo Zurita, investigador del Conicet en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal, Conicet-UNNE).
Para el grupo de investigadores, los materiales hallados en esta zona de Venezuela tienen un enorme potencial para seguir revelando el pasado de la megafauna sudamericana y su declinación.
«Vamos a seguir estudiando lo que fue colectado en las últimas décadas y mediante el uso de métodos de calibración, absoluta podremos tener una cronología más exacta del pasado de los animales de esta parte del continente», adelanta Carlini.