Ni Julián Alvarez ni Marco Ruben. Ni Pepe Sand ni Lisandro López. Ningún arquero, ni ningún jugador de campo. La gran figura del fútbol argentino es Marcelo Gallardo, sí, un entrenador que hace una enorme diferencia con el resto trascendiendo la calidad de los planteles que dirige.
Hoy, su River, el de nombres más terrenales de todo el ciclo, volvió a marcar una diferencia abismal con el resto que se ve reflejada en menos logros de los que debería tener, aunque despide 2021 con tres vueltas olímpicas, 2 de ellas a un partido frente a Racing y Colón.
“Gallardo eleva el nivel del jugador al máximo”, dice Paulo Díaz, futbolista chileno de vasta trayectoria y gran rendimiento en el plantel millonario. Tan simple y complejo como eso, sacar lo máximo de un futbolista. En realidad el ABC de un entrenador. Potenciar las virtudes y disimular los defectos que siempre existen.
“Es hermoso ganar, pero mucho más de la forma en que lo hicimos. Elijo seguir intentando, potenciando jugadores, conformando planteles competitivos, generando una identidad en el juego, un sentido de pertenencia... Y después porque claramente hay una cuestión que tiene que ver con que me siento feliz”, declaró el Muñeco tras someter a Colón en Santiago del Estero por el Trofeo de Campeones pocos días después de confirmar su continuidad en la entidad de Núñez al menos por un año.
Marcelo es un estratega de primer nivel mundial que tiene la característica de ser más importante que cualquiera de los deportistas que integran su plantel
“Elijo seguir ganando”, decía la camiseta que se pusieron los jugadores de River tras golear al equipo sabalero. Y tiene que ver con aquella frase del DT cuando anunció su continuidad, el 8 de diciembre.
“Yo hace algunas semanas había pronunciado que lo iba a evaluar después de siete años y medio. Llegaba el final de mi contrato y era indispensable tomarme algún momento para reflexionar. La verdad que no tuve mucho tiempo, pero elijo seguir estando un año más. Es una elección, más allá de lo que viví y sentí. Creo que vale la pena, merezco seguir estando”, confesó un día antes de festejar el ya mítico 9 de diciembre, en el que River recuerda la final de la Copa Libertadores 2018 frente a Boca en Madrid.
Copa Sudamericana 2014; Recopa Sudamericana 2014, 2015 y 2019; Copa Libertadores 2015 y 2018; Copa Suruga Bank 2015; Copa Argentina 2016, 2017 y 2019; Supercopa Argentina 2017 y 2019; Liga Profesional 2021 y Trofeo de Campeones 2021: 14 títulos en poquito menos de 8 años de gestión. Impresionante.
Gallardo es claramente la megaestrella del fútbol argentino, un ex futbolista, muy bueno por cierto, el encargado de ser el sucesor de Diego en la selección ni más ni menos, que sobrepasó ampliamente al Muñeco jugador como entrenador. Marcelo es un estratega de primer nivel mundial que tiene la característica, y el mérito, como pocos directores técnicos en el mundo, de ser más importante que cualquiera de los deportistas que integran su plantel.
En 2014 construyó un River rústico, duro, áspero, que puso los cimientos de una carrera meteórica con un presente al que sólo le faltan algunos logros internacionales que por las diferencias de estos tiempos se parecen bastante a un objetivo casi inaccesible.
Ya se ha escrito sobre el tema, la Copa Libertadores empieza a asemejarse a una meta muy compleja de conseguir para los equipos argentinos por estrictas razones económicas. Pero si hay un equipo que puede romper esa hegemonía del fútbol brasileño, ese es el River de Gallardo, un entrenador de exportación con inexorable destino europeo cuando él lo decida.
Sin dudas, es el aporte de mayor jerarquía del fútbol argentino, es el salto de calidad que por ahora los torneos vernáculos tienen la fortuna de poder retener. Es la megaestrella de la Liga Profesional y está del otro lado de la raya de cal.
¿Cuánto tiempo más durará?