“Ayúdame papá”. “Recibe” “Nunca más estaré triste”. Los encuentros del grupo Soplo de Dios Viviente, encabezado por Leda Bergonzi, consisten en una oración cantada tras la cual, la mujer a la que se asignan curaciones de enfermedades y modificaciones en el ánimo, bendice a los asistentes: más de diez mil congregados en esta última reunión llevada a cabo en la ex Rural del Parque Independencia.

Leda canta junto a una joven llamada Andrea, su colaboradora, acompañadas por un guitarrista. Se trata de una canción que se va modificando, que toma ritmo y se suaviza, que se eleva por momentos y se convierte en una sucesión de palabras, algunas expresadas en “lenguas”.

Aldana, la gemela de Leda, toma el lugar protagónico detrás del micrófono cuando su hermana se acerca a la gente para darle la bendición. Cada martes, se repite el ritual que, debido a la cada vez más nutrida y multitudinaria concurrencia, se extiende hasta entrada la madrugada. 

Durante todo ese tiempo, la oración musical se mantiene viva, también con las voces de Sara, Pablo y Juan Cruz. Como si fuese un fogón, se alimenta con exaltaciones a Dios, incesante, generando un clima de recogimiento y de introspección que conmueve.  

Cuentan con un cancionero que se combina con improvisaciones, palabras que van surgiendo y son puestas en melodías.