Con equipos de mate, reposeras y abrigos, centenas de personas respetaban la fila para escuchar la ceremonia de Leda, en busca de palabras de fe, tanto los que fueron para pedir como para agradecer, en la parroquia Inmaculada Concepción de María. Una fila que llegó a las diez cuadras, con fieles rosarinos, pero también de otras ciudades y hasta de provincias como Mendoza, Córdoba, Buenos Aires y Bahía Blanca. Se estimó que la ceremonia será hasta el amanecer de este martes.
La iglesia de Catamarca entre Ricchireri y Suipacha era nuevamente la anfitriona, donde además de la fila regular, esta vez se organizó una fila diferencial para personas con alguna dolencia o discapacidad, a quienes se brindó prioridad al recibir la bendición de Leda.
La alta convocatoria que cada martes Leda suma, llevó a que el municipio brindara agentes de Control (sin corte de calle) y que los voluntarios organicen con sillas a disposición de los fieles.
La fila avanza por calle Catamarca, donde un señor de Buenos Aires precisó al móvil de Telenoche (El Tres): “Vine especialmente para ver a Leda. Vinimos con la familia con la esperanza que nos ayude”.
Una señora también arribó desde la Capital Federal, y aseguró: “Vine porque la vi por televisión, y me conmovió mucho esta mujer que se comunica con el señor. Los voluntarios muy amables me acercaron una silla. Vengo a agradecer y a pedir a dios”.
Los que ingresaban primero al atardecer en la iglesia habían arribado muy temprano, algunos por la madrugada. Un señor aseguró: “Vine a pedir por mí y por mi familia, por algunas enfermedades. Llegamos como a las ocho y cuarto, y ya había media cuadra o un poco más".
Una joven con niños destacó: “Vine con mi hijo y mi sobrino, para pedir sanación, porque los dos tienen problemas de salud. Es la segunda vez que venimos”.
Los voluntarios del grupo Soplo de Dios dieron a conocer al canal que esta ceremonia culminaría cerca de las seis de la mañana del martes, y no aseguraban que todos los asistentes lleguen a recibir las palabras de Leda, pero afirmaron que ése es el objetivo.
Una mujer que se acercó junto a su esposo con problemas en la vista relató maravillada: “Ella fue derecho a él y le toco la vista. Yo me desvanecí. Cuando me recompuse vi que él estaba sentado en una silla llorando. Él no podía leer, pero ahora ve”.
Una asistente en silla de ruedas destacó cuando salía de la parroquia: “Me hizo tan bien. Me habían dicho que es una divina y lo comprobé. Las lágrimas me salían sin que yo quisiera. Mi hija se desmayó”.
Una señora en una reposera indicó sobre la gente que hacía cola con ella: “Dijeron que vinieron desde Mendoza, San Juan, Bahia blanca. De todos lados”.
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