Con una esperanza de vida que ya supera los 80 años, las personas pasan un tercio de su vida durmiendo, es decir, un promedio de 27 años. Esto se justifica considerando que dormir es esencial para el correcto funcionamiento biológico, psíquico y físico.
Entre las funciones más destacadas del sueño se encuentra el restablecimiento de almacenes de energía celular, restauración de la homeostasis del sistema nervioso central y del resto de los tejidos. Además el sueño tiene un papel importante sobre los procesos de aprendizaje y de memoria, a la vez que durante el sueño se tratan asuntos emocionales reprimidos.
En general, todos dormimos con los ojos cerrados. ¿Por qué sucede esto? Según explicó el neurólogo y especialista en medicina del sueño José Haba-Rubio, se trata de un mecanismo de protección, para que la esclerótica (capa exterior blanca del ojo) y la córnea estén bien hidratadas y no se sequen.
Agregó además que se duerme con los ojos cerrados para evitar accidentes. "Cuando dormimos no reaccionamos a potenciales peligros que podrían dañar nuestros ojos", indicó a Infosalus, y añadió que hacemos esto para limitar la exposición a la luz o a otros estímulos que nos despertarían más fácilmente.
Claro que es posible dormir con los ojos abiertos. De hecho, la 'lagoftalmia' (imposibilidad de cerrar los párpados de uno o ambos ojos y por tanto dormir con ojos abiertos), es un fenómeno bastante frecuente. Según los estudios, entre 10 y 20% de la población duerme con los ojos más o menos abiertos.
“Esto suele ocurrir cuando hay una parálisis facial, o después de una cirugía ocular (por ejemplo tras una cirugía estética sobre los párpados). El riesgo principal es que los ojos se resequen provocando úlceras, que pueden ser dolorosas, y a veces peligrosas porque se pueden infectar”, remarcó el experto.