El líder de Los Monos Ariel Máximo “Guille” Cantero sumó una nueva imputación este lunes, cuando el fiscal Pablo Socca lo acusó de haber planeado una seguidilla de intimidaciones, ataques incendiarios y a tiros contra inmuebles vinculados al dueño de la agencia de quinielas El Califa, que tiene varias sucursales en Rosario. Las extorsiones, según precisó el funcionario del Ministerio Público de la Acusación, comenzaron en marzo de 2021, cuando Mariana Ortigala y su pareja Sebastián Felipe –sospechados de ser testaferros del jefe narco– “apretaron” al hombre en el gimnasio La Estación de Fisherton, al que le exigieron un pago de un millón y medio de dólares en concepto de “protección”. 

En el primer tramo de la audiencia, que pasó a un cuarto intermedio por decisión de la jueza María Trinidad Chiabrera y se retomará este martes desde las 8 en el Centro de Justicia Penal, el fiscal ponderó frecuentes comunicaciones mantenidas por el jefe de Los Monos a través de un teléfono fijo que está asignado a su nombre en el pabellón 7 del penal federal de Marcos Paz, según expresó. Algunas de esas llamadas las hacía con frecuencia a distintas líneas telefónicas de Mariana Ortigala o de su pareja, quienes además hacían visitas periódicas a la cárcel bonaerense. 

Después de los últimos atentados contra El Califa ocurridos entre junio y agosto de este año, el dueño de la firma se presentó ante el fiscal Socca y contó que venía siendo extorsionado desde 2021 por Ortigala y Felipe, a quienes conocía de haber compartido sala de musculación del gimnasio La Estación, donde llegaron a tener conversaciones y donde detectó que ambos le sacaban fotos mientras entrenaba

De acuerdo a la víctima, en marzo de 2021, Felipe fue al gimnasio únicamente a darle un mensaje: “A mí me manda la mafia, tenés que poner un palo y medio verde para poder seguir trabajando tranquilo, si no no trabajas más. Te vamos a denunciar en Fiscalía. La viuda de Rafaela (Lorena Córdoba) tiene videos, pruebas, cosas contra vos. Te vamos a denunciar en Afip”.

Según contó el propio extorsionado, respondió: “Tomatelás, vos y tu mujer que es vigilanta, que te extorsiona por un lado y por otro lado le da datos a los fiscales”. 

El fiscal Socca se apoyó en declaraciones de testigos del “apriete” hecho por Felipe al dueño de El Califa. Incluso encontró que la pareja imputada dejó de asistir a ese gimnasio después de ese hecho, según la propia base de datos del comercio que fue brindada ante el Ministerio Público de la Acusación. 

Sin embargo, la extorsión para hacerse de un millón y medio de dólares siguió, cuando Lorena Córdoba fue personalmente el 16 de febrero del año pasado al local de El Califa ubicado en Avellaneda y Pellegrini, es decir, varios meses después del episodio ocurrido en el gimnasio. En ese hecho, se presentó, pidió hablar con el dueño y dejó escrito de puño y letra un número de teléfono, que resultó estar bajo la titularidad de Mariana Ortigala. Luego, hizo exactamente lo mismo en la sucursal de Mendoza y Valparaíso

En efecto, el dueño de la agencia de quinielas llamó al teléfono escrito por Córdoba, quien atendió y sin decir su nombre le dijo: “Ya sabés quién soy. Me debés plata y nos tenemos que juntar a hablar”. Agregó que en caso de no acceder, lo iba a “denunciar en Fiscalía y en Afip”.

En julio del año pasado, después de negarse en reiteradas oportunidades a pagar la extorsión, la víctima, su grupo familiar, su casa y algunas sucursales fueron objeto de ataques a tiros e incendiarios

Segunda seguidilla de extorsiones y ataques


Desde esa saga de balaceras e incendios intencionales no pasó más nada hasta principios de junio de este año, cuando prendieron fuego un local de El Califa de Jujuy y Alvear. Según el fiscal Socca, las nuevas agresiones fueron ordenadas por “Guille” Cantero, pero ahora ejecutadas por un grupo de sospechosos que responde al recluso Brian Díaz, condenado a 5 años de prisión por extorsiones y hermano de Maximiliano “Cachete” Díaz, que recibió una pena de 29 años de cárcel por el crimen del casino City Center ocurrido en enero de 2020.

La segunda tanda de extorsiones fue continuada por un ataque incendiario del 7 de junio pasado en la sucursal El Califa de Mendoza y Valparaíso, y por visitas frecuentes de un sospechoso que iba en una moto con caja de delivery que siempre decía ir en nombre de Brian Díaz al local de la víctima de Pellegrini y Avellaneda, donde le exigían una reunión para acordar un pago. 

“El muchacho de anteojos quiere hablar con vos”, le indicó Díaz al agenciero, y ofreció que el encuentro se lleve adelante en un bar con Mariano Ruiz –condenado miembro de Los Monos– o con el cantante de cumbia Beto Riba, personas que supuestamente responden a la confianza del líder de Los Monos. “Se te garantiza que no te molesta más nadie. Te lo garantiza El Loco, nosotros”, concluyó Díaz.

Nuevamente, al negarse a desembolsar la plata que le pedían, un comercio de la víctima fue baleado. Fue el caso del inmueble de Pellegrini y Avellaneda, que el 5 de julio pasado recibió ocho disparos de parte de dos sicarios que pasaron en moto.